Quienes nos oponíamos a ese pensamiento único éramos tachados de ignorantes y de herejes. A mí, dos personas muy competentes y prestigiosas en el sector, de los que entonces “veían el futuro”, un director de medios (ahora recién cesado) y un alto ejecutivo (ahora ya jubilado), me llegaron a tachar de “cavernícola” por “no ver el futuro” y defender a capa y espada la idea de que regalando nadie gana dinero y de que la publicidad en internet tenía tanto campo libre donde anunciarse que difícilmente traería suficiente facturación a los periódicos y a las revistas, por más que estos exhibieran millones de “pinchazos” y de usuarios en sus webs gratuitas… entre otras cosas porque el anunciante quiere saber a quién se dirige y no pegar su anuncio en un muro que cualquiera, repito, cualquiera, puede llenar de pintadas que la gente lee gratis. Porque en eso se ha convertido el ciberespacio: en un inmenso muro (no es casual que este término sea habitual en las redes sociales) en el que cualquiera pone algo, su particular “pintada”, y cualquiera lo lee sin pagar. Y eso puede servir para ciertas cosas (como que los grandes buscadores, agregadores y otros gorrones se forren, porque ellos sí rentabilizan la publicidad mientras que no pagan nada por la información) pero desde luego no para mantener vivo el negocio de los medios de comunicación. Ahora, con doce años de retraso, parece que las tesis herejes sustituyen poco a poco al dogma de fe: los periódicos españoles quieren seguir el paso marcado por los grandes medios internacionales (como uno de los más emblemáticos, “The New York Times”), que cobran por sus ediciones digitales y logran ganar dinero por ello, porque el lector sí está dispuesto a pagar por algo bueno y fiable y porque el anunciante sí entra y factura lo suficiente en medios cuyos suscriptores puede reconocer e identificar, y en formatos que recuerdan a las páginas de publicidad tradicionales, aunque se vean en una pantalla y no en papel. Como por fin se han convencido (a base de perder millones de euros año tras año) de que regalar algo bueno es el mejor modo de no hacer negocio, los medios españoles cambian el “chip” y comienzan a hacer lo mismo que las grandes cabeceras anglosajonas iniciaron hace tiempo. Con pocos días de diferencia, tanto “Expansión” como “El País” han anunciado que recortarán las aportaciones de los periódicos a las webs gratuitas, porque su gran objetivo ahora es que la gente se suscriba a las ediciones digitales de pago, que comercializan a través de los correspondientes quioscos “on-line”. Parece que por fin se han dado cuenta de que, como yo decía hace algunas semanas en esta misma web, “la prensa digital tiene dentro al enemigo.com”. Y esa es la tendencia lógica. El que quiera ver cosas gratis, encontrará muchísimas en el ciberespacio. Pero quien busque la confianza de una marca, de un medio prestigioso, de la labor de una redacción profesional y que cobra todos los meses por trabajar, tendrá que pagar por ello y suscribirse a las ediciones digitales… o volver a bajar al quiosco a comprarse el periódico y la revista. Y el anunciante que quiera gastarse dinero en la red, discriminará también y sabrá que un anuncio en un medio de prestigio lo ven suscriptores identificados y de determinado nivel, mientras que un pegote publicitario, normalmente invasivo, en las webs gratuitas no lo ve casi nadie de los millones que pueden entrar en ellas, que pinchan en la equis de eliminar el anuncio sin ni siquiera enterarse de qué era. Y aunque lo vean, es tal la dispersión del supuesto receptor del mensaje publicitario que su efectividad y, por tanto, su precio, se reducen al mínimo. Doce años después. Demasiado tarde para grupos mediáticos que, por regalarlo todo, se están quedando sin nada y, además, han arrasado por el camino miles de puestos de trabajo de calidad, han sustituido redacciones experimentadas por cuadrillas de becarios o de “blogueros”, han puesto de directores a personas dóciles y también inexpertas… Ahora, estos grandes grupos mediáticos -los mismos que liderados por ejecutivos “modernos” y “enterados” comulgaron rápidamente con el dogma del “todo gratis”- quieren recuperar los doce años perdidos justo cuando el panorama general está también arrasado por una crisis económica sin precedentes, que les ha atrapado mientras seguían apostando por regalar su principal activo, los contenidos periodísticos de calidad. ¡Si hubieran hecho caso a los herejes y a los cavernícolas! ¡Si se hubieran dado cuenta a tiempo de que los nuevos monstruos del ciberespacio les habían engañado para que les dieran todo gratis y así poder hacer ellos, y solo ellos, el negocio! La “burbuja.com” ha sido el gran “fiasco.com” para los medios de comunicación, que confundieron el continente (el soporte), con el contenido (el periodismo de calidad), y comenzaron a regalar este último, su principal activo, para que los inventores, dueños y gestores del nuevo soporte, los “bichos.com”, se nutrieran de ese alimento gratuito, engordaran y se quedaran con todo. Ahora, los ingenuos medios de comunicación, liderados por ejecutivos listillos que “veían el futuro”, tienen lo que se merecen, la lenta e inexorable extinción, como viejos dinosaurios que demasiado tarde han aprendido que la ley de la selva sigue siendo la misma de siempre: come o serás devorado y, por supuesto, no le regales tu alimento y tu energía a nadie… porque tú morirás y él se hará más grande de lo que tú fuiste nunca. Como también comenté hace tiempo en este mismo espacio, sólo sobrevivirán los dinosaurios que evolucionen y se conviertan en pájaros capaces de encontrar otra vez suficiente alimento… y sin regalar nada. Otros post: La prensa digital tiene dentro al "enemigo.com" Dinosaurios de la prensa: ¡Convertíos en pájaros... o morir!
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