En la parte delantera del pañal hay un parche con varios cuadraros de colores. Cada cuadrado representa una interacción diferente con una proteína, contenido de agua o bacterias, y cambian de color si se detecta algo fuera de los parámetros normales. Además, hay un cuadrado blanco neutro para comprobar más fácilmente los cambios de color.
La aplicación a la que se conecta el aparato, toma una foto para realizar precisas lecturas de los datos químicos basados en el cambio de color. Estos datos se cargan en una plataforma central donde los médicos pueden obtener información sobre lo que le ocurre al bebé. Así, con el permiso de los progenitores, los datos de los análisis de orina podrán ser enviados a la oficina de un doctor.
Según recoge “The New York Times” se espera que el pañal sea probado en el Hospital de Niños Benioff de la Universidad de California, San Francisco, el próximo septiembre. Si tiene éxito, el producto se podrá presentar a la Administración de Alimentos y Medicamentos para su aprobación final.
Boris Faybishenko, científico del laboratorio nacional Lawrence Berkeley, sostuvo que el pañal costará un 30% que los pañales normales, pero tendrá una gran acogida entre los padres que deseen mantener un control regular sobre la salud de sus hijos.
Además, la compañía ha desarrollado otros productos denominados “auto evaluativos”, como Jawbone y FitBit, que crean registros digitales de consumo de calorías y hábitos de sueño. Además otra empresa taiwanesa, AIQ, innovó en unas camisas capaces de medir la frecuencia cardiaca y otras señalas biométricas.
Con el tiempo la idea de auto evaluativo será más discreta, convirtiéndose en la tecnología de la vida cotidiana.
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