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¿Padece Ud. del síndrome del impostor?

Como venimos haciendo a lo largo de meses en este Blog, tratamos de desentrañar los aspectos a veces más desconocidos que afectan el amplio campo de conocimiento del management, liderazgo e inteligencia emocional.

Hoy se lo preguntamos de manera directa: ¿siente Ud. que está engañando a los demás para que crean que es una persona exitosa pero en su interior cree que es más suerte que otra cosa? Que sus sentimientos profundos le hacen pensar que no merece ningún tipo de reconocimiento. O sea: sentir que está engañando.

Damos réplica hoy a Minda Zetlin y a Joyce Roché. La primera es una reconocida autora y conferenciante en tecnología de los negocios y presidenta de la American Society of Journalists and Authors.

(Sociedad Americana de Periodistas y Autores); la segunda, autora of The Empress Has No Clothe (La emperatríz no tiene ropa) y una de las primeras mujeres afroamericanas en llegar a puestos de dirección en una multinacional como Avon.

Si cada vez que se tiene un éxito, sobreviene la preocupación de sentirse culpable, lo que Minda Zetlin dice “ser considerado un impostor”, hay que reflexionar al respecto y tomárselo con calma

Y pregunta: ¿Se siente usted inseguro de sí mismo, con miedo de dar un paso fuera de su zona de confort? (la zona en que se siente cómodo)

Por supuesto que si, coincidimos en que todos a veces, en algún momento pueden sentirse de esa manera. Pero en las personas con el llamado “síndrome impostor”, no existe ningún espacio ni zona de confort. Es una especie de tormento diario que se experimenta, por un exceso de celo y preocupación respecto de cuál ha sido mi comportamiento real y cómo ha sido visto por los demás.

Quedarse en la inmovilización, sin hacer nada porque pesa más este sentimiento negativo, puede simplemente confirmar la sospecha de que esta tipología de personas, son incompetentes y que no merecen nada de los éxitos que han tenido o los que están cosechando en el presente.

Minda Zetlin se pregunta:

“¿Ud. tiene la sensación de que puede ser uno de ellos?”

“¿Se encuentra más preparado para cada nuevo momento en que este sentimiento aflora y afecta su estado de ánimo?”

“¿Sospecha que su éxito hasta el momento se debe en parte o totalmente a la suerte?”

Cuando la gente alaba sus esfuerzos o logros, puede ocurrir que su sentimiento sea que no esté a la altura de sus expectativas de futuro. Que ha tenido suerte y se le dio el viento de popa, pero que más adelante no será capaz de volver a cruzar la meta exitosamente.

Por lo que Minda Zetlin dice categóricamente, que si todo esto le resulta familiar, puede que Ud. esté padeciendo el “síndrome del impostor”.

Una vez más la mujer ha provocado una evolución en el management, ya que este síndrome fue identificado por los psicólogos en la década de los 70 del siglo XX, como consecuencia de las entrevistas a mujeres directivas que ostentaban cargos de poder y gran responsabilidad dentro de las organizaciones. Claro, no era lo habitual, en un mundo en que el poder estaba circunscripto casi en su totalidad a los hombres ejecutivos.

Según Joyce Roché, los sentimientos del impostor son a menudo provocados por el sentimiento de ser diferentes o poder ser considerado ajeno al grupo humano o al equipo de trabajo (un outsider que no tiene padrinos ni personas que le apoyen)

Joyce Rochécomo mujer afroamericana debería saberlo: habiendo obtenido un MBA por la Universidad de Columbia y convirtiéndose después en una de las mujeres ejecutivas de más alto nivel en la multinacional Avon, nunca fue capaz de mezclarse con la gente.

Según ella, se daban tres cosas que le provocaban este síndrome:

El hecho de ser una persona de color en un país que aún no ha superado definitivamente el problema racial, le empezaba a rondar en la cabeza el cuestionamiento de si estaba preparada de igual manera que sus colegas blancos para ser exitosa. Pero no menos importante era el hecho que ser una de las únicas mujeres en los niveles superiores de la organización. Finalmente, el hecho de que se crió con medios limitados.

Al haber entrevistado a otros líderes de empresas para relatar las experiencias en su libro, comprendió de que hay muchas cosas que pueden provocar la sensación de ser un impostor en personas de todas las razas y sexos, incluidos procedentes de otra parte del país, o pertenecer al colectivo gay.

¿Qué es lo que hay que hacer en cuanto se tiene constancia de que puede estar afectándonos este síndrome?

Roché advierte que lo mejor que uno puede hacer, es buscar a ese amigo en el cual confía, o un consejero, así como un Business coach (un experto en coaching empresarial), aunque da entender que se convierta en su entrenador personal, cuestión por cierto, cada vez más extendida entre los directivos de grandes organizaciones e incluso en personalidades relevantes de la política.

Si esto no puede llevarse a cabo, Roché dice que lo mejor que uno puede hacer, es sentarse a escribir en un cuaderno, todos sus sentimientos que le provoca este síndrome. Porque sea de una u otra manera, en la medida que pueda explorar en su interior cuáles son las motivaciones que le llevan a tener estos sentimientos, es un buen comienzo para poder neutralizarlos y quizás eliminarlos.

Es importante identificar cuáles son las situaciones que le provocan este sentimiento

Para Roché, todas aquellas cuestiones referidas a discusiones presupuestarias (reuniones operativas) eran las que le ponían muy nerviosa. Por lo cual tomó la decisión de releer sus libros de contabilidad para refrescar sus conocimientos y entonces comprender mejor los temas que se discutían y al mismo tiempo, esto le daba seguridad.

Ser objetivos

Si una persona ha tenido un ascenso o fue promocionada mediante una nueva oportunidad en la estructura de la organización, significa que la dirección ha tenido en consideración una serie de hechos y conductas para determinar que sí le corresponde tal reconocimiento. No creer que ha sido únicamente la suerte o el destino.

Cuando alguien le alaba a Ud. escuche

En vez de pensar que Ud. ha tenido suerte, que cualquier otro pudo haber sido el elegido, por ejemplo en el caso del ascenso, hay que dejar que esos halagos calen en nuestra persona. Porque lo que Roché dice, es que las personas con este síndrome siempre están buscando una aprobación de los demás, pero cuando esta llega, la tendencia natural es no darle el valor que tiene.

Recomienda que los que lo han padecido y han sabido salir airosos, puedan ayudar a otros. No cabe duda que además de ser solidarios, reforzará su seguridad en que nunca volverá a caer en este síndrome destructivo.

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