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La leona de Masai Mara y el instinto del líder

Por José Luis Zunni y Eduardo Rebollada Casado
martes 29 de septiembre de 2015, 11:02h

Nuestra imagen de hoy ilustra el instinto de una madre leona, que ante tremendas inundaciones en la reserva natural de Masai Mara, al sudoeste de Kenia, tiene que lanzarse forzosamente al agua para salvar a su cría de la fuerte correntada.

El instinto es una conducta innata y no aprendida que se transmite genéticamente entre los seres vivos de la misma especie, que les hace responder de una misma forma a una serie de estímulos.

El caso de nuestra leona, su instinto de madre está reforzado por el de supervivencia, en esta ocasión, frente a la fuerza de la naturaleza. También es un impulso natural e interior que provoca una acción o sentimiento sin que se tenga consciencia de la razón a la que obedece, que es el caso de un persona a la que le escuchamos decir por ejemplo: “mi instinto me estaba diciendo que con estas decisiones que se tomaron íbamos a tener problemas”.

La leona de Masai Mara y el instinto del líder

En términos generales, el instinto es una capacidad que nos permite percibir, sentir o presentir con rapidez y a veces anticipándonos bastante a los acontecimientos, pudiendo hacer una valoración y en cierto aspecto, un juicio de las cosas que están ocurriendo o por ocurrir. De ahí que puede atribuírsele a la frase “tiene un instinto asesino para los negocios”, una valoración sobre la persona que es un águila en cuestiones de negociación, que ve desde un ángulo que otros no ven y tiene capacidad de anticipación.

Desde la óptica del liderazgo efectivo, quizás el más valioso de los instintos que pueda atribuírsele a un líder, es el de la capacidad de anticipación al cambio, a que sucedan los acontecimientos. Pero es más, una vez que suceden, es el que tiene la experiencia y sobre todo la frialdad necesaria, para indicar a su equipo y en general a todo el mundo en la organización, a qué nuevo desafío se están enfrentando y por qué se están tomando determinadas medidas.

Freud, el padre del psicoanálisis, utiliza los términos “instinkt” y “trieb” que muchos autores lo han traducido como instinto. Sin embargo, no significan lo mismo, haciendo una diferencia entre el primero de ellos, que lo deja en el plano de instinto animal o básico, para darle al segundo una connotación de impulso, que es la fuerza que empuja al individuo a hacer determinada cosa.

¿Existiría el Virgin Group si ya no estuviera Richard Branson? ¿Qué sería Starbucks sin Howard Schultz? ¿Habría llegado a ser Microsoft una organización líder mundial sin Bill Gates? ¿Qué hubiera sido de Apple sin el reencuentro con Steve Jobs? Y así seguiríamos mencionando a una serie de personalidades destacadas del mundo empresarial.

Todas estas organizaciones referidas, tienen algo en común, que les ha permitido seguir siendo líderes en los mercados mundiales porque había un líder que las estaba conduciendo. No eran personas comunes, sino auténticos ídolos empresariales que no conocen otra cosa que el éxito, incluso, cuando llegaron a éste después de sacrificios y fracasos.

Lo que nunca se explica debidamente en materia de liderazgo, es que independientemente de las técnicas que domine el líder por su formación y experiencia, así como sus virtudes en el ámbito de las competencias emocionales, sean los líderes hombres o mujeres, son personas que hay que comprenderlas con los parámetros con los cuales estudiamos y entendemos a los seres humanos. Por lo que todas esas personas por más importante que sea su puesto de responsabilidad y la cantidad de gente que tengan a su cargo, tienen sentido de culpa, conciencia, miedos, empatías, dudas, sentimientos, etc. que le ubican en el plano humano y no en el de un “robot” de liderazgo. Esto no existe ni existirá, porque la esencia del liderazgo es estrictamente la conducta y comportamiento de las personas. Las relaciones interpersonales y la cohesión de equipo con un objetivo común: alcanzar la meta impuesta por la alta dirección.

La diferencia entre estos líderes efectivos y el común de los mortales, es que ante dichos sentimientos de culpa y otras emociones como el miedo, su capacidad de gestionar las emociones es la que marca la diferencia. Pero siempre, los grandes líderes han tenido en su mente junto a las metas que querían alcanzar, una exquisita preocupación por el crecimiento y desarrollo de su gente.

Ya lo dijo Jack Welch con claridad meridiana: “Antes de que Ud. llegue a ser un líder, el éxito se trata de su crecimiento personal. Pero cuando ya se ha convertido en líder, el éxito se trata de hacer crecer a los demás”.

Esto hace que se destierren algunos tópicos, tales como “la suerte” o “el destino”, porque sólo la planificación y la implementación de las acciones son las que cuentan. Ni tampoco el azar le llevará a Ud. a ninguna parte. Hay que observar al líder y también a los emprendedores. El líder puede o no ser el creador de una idea que hay que transformar en negocio; el emprendedor es el que realmente ha tenido la capacidad creativa; pero en todo caso, uno coordinando y dirigiendo la organización y otro impulsando las nuevas ideas que harán que la empresa siga en vanguardia tecnológicamente hablando, serán responsables de la energía que apliquen tanto ellos como la que motiven e impulsen en la energía de los demás, para llegar a las metas impuestas.

Siempre hemos dicho desde esta tribuna, que el líder efectivo se esfuerza en preparar y formar a quiénes serán los nuevos líderes potenciales. De ahí que un pensamiento muy destacado en la doctrina del Management, es el que puede decir una persona cualquiera que trabaja en una organización: “cuando hablo con un gerente de un departamento, tengo la impresión de que es una persona importante. Pero cuando hablo con un líder, tengo la sensación de que me hacen sentir importante”. El líder sabe que no lo puede ser sin su gente.

El líder puede partir de un instinto o de una intuición, pero cuánto más tiempo se mantenga focalizando bien el entorno, mejor será la elección del momento para llevar a cabo cada acción. No perder de vista ninguna oportunidad, ni temerle a las oportunidades cuando vienen “disfrazadas” de problemas. El cambio es una oportunidad como cualquier otro reto. La mente del líder tiene que estar siempre abierta en la búsqueda de oportunidades, escuchando también la voz de su gente, lo que incluye hacer caso a sus instintos e intuiciones.

Los líderes efectivos confían en su intuición en el preciso momento en que tienen que hacer una elección entre dos acciones a implementar. O sea, tomar una decisión eligiendo la que considera más oportuna y prioritaria para la organización en ese momento. La intuición es algo que no puede ignorarse, porque en términos más coloquiales, el instinto que nos alerta del peligro no es una virtud, sino una condición natural del hombre, forma parte de ese inconsciente que tenemos dentro, que nos dice o indica cómo debemos actuar, porque en nuestro mapa mental (nuestro interior en el que subyacen los principios y valores), también está la memoria de experiencias pasadas, buenas y traumáticas.

A pesar de que frente a una decisión, la opinión generalizada del grupo es que hay que ir por determinado camino, puede el líder creer (con frecuencia sucede así) que debería ser otro el que hay que elegir. Generalmente esa duda que se manifiesta es una intuición, que surge desde ese inconsciente que está procesando experiencias, sensaciones y demás datos que tenemos dentro nuestra mente, por lo que hay alguna razón para pensar por un instante y tomar la decisión contraria a la que sostiene la mayoría. Como que el líder siempre ve dónde los demás no ven. O sea, intuición, instinto y lo que hemos explicado en más de una ocasión: la visión.


José Luis Zunni es Director Edición Online ECOFIN. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Coordinador académico de la Red e Latam. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Analista de la realidad actual y especialmente en los aspectos económicos, políticos y sociales, Experto en Management y formador de directivos y profesionales en las técnicas de liderazgo.

Eduardo Rebollada Casado es miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Autor y conferenciante. Consultor y analista de la realidad social, política y económica. Co-autor con José Luis Zunni de más de 100 artículos de Management y liderazgo.

Javier Espina Hellín, miembro de ECOFIN Business School Group y de la Junta Directiva de Governance2014.




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