El nivel de inversión de la producción mundial audiovisual no se sostiene solo con la publicidad, requiere los ingresos de las cadenas de pago, las salas y el mercado del video. Las más famosas series de los Estados Unidos no se podrían hacer sin la televisión de pago. La publicidad de Internet, menor que la de televisión porque es más efectiva, no podrá sostener la producción mundial audiovisual cuando la televisión se emita solo a través de Internet, en pocos años.
A José María Álvarez Monzoncillo, catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Rey Juan Carlos, no le salen las cuentas. Solo una parte de los 12.000 millones de dólares de la publicidad de Internet financia contenidos, el resto se dedica a otras cosas. Además, la televisión deberá competir en Internet con los contenidos gratuitos colgados por los agregadores.
El problema se agrava porque la nueva cadena de valor de Internet canibaliza los ingresos. La producción audiovisual pierde parte de sus ingresos al pasar a Internet, de la misma forma que un periódico pierde ingresos cuando pasa de papel a digital. No hay vuelta de hoja, el modelo de la gratuidad de Internet no se podrá mantener por mucho que se adapten las tradicionales empresas de televisión.
La situación se complicará con una dura pugna entre los actores que compiten en el nuevo escenario, ninguno de los cuales tiene contenidos y querrá ofrecerlos. Léase los operadores de telecomunicaciones, la industria de informática y electrónica y las empresas de Internet. Las empresas que ahora ganan dinero en Internet, como Google, Amazon, e-Bay o Apple, que no gastan un duro en producir contenidos, deberán dejar de chupar del viejo modelo analógico de forma parasitaria para ganar dinero. Queda dicho. La intervención de Álvarez Monzoncillo en la presentación de su libro “La televisión etiquetada” no tuvo desperdicio.
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