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¿Se puede aprender liderazgo en una escuela de negocios?

Por José Luis Zunni
martes 02 de febrero de 2016, 08:17h

Nuestra foto de portada corresponde según la crítica y de manera unánime, al más grande tenor del siglo XX, Luciano Pavarotti (1935-2007), que como otros grandes líderes de la música y la cultura en general, han generado millones de admiradores y seguidores en todo el mundo. Porque el buen liderazgo se puede ejercer en cualquier campo de actividad humana. La característica común de los grandes líderes en todos los tiempos de la historia, es que dejaron su impronta y con el paso del tiempo, la convirtieron en un legado imperecedero.

En la foto que intercalamos en el texto, es la entrada a la Universidad Carnegie Mellon, de Pisttsburgh, Pensilvania, Estados Unidos, uno de los centros más avanzados en el estudio de los sistemas, informática y robótica del mundo. El contraste entre las dos imágenes es evidente: no todo el mundo nace “Pavarotti” y la importancia que han tenido a partir de la década de los años 60 del siglo XX, lasescuelas de negocios en el crecimiento y desarrollo de las organizaciones, está fuera de toda duda. En ellas junto a organizaciones punteras, se ha labrado el liderazgo y Management actual.

¿Se puede aprender liderazgo en una escuela de negocios?
Lo que hay que comprender, es que su papel en la sociedad del siglo XXI aún tiene que ser más importante que el que les ha tocado hasta ahora, ya que no cabe duda de la importancia en la contribución a la riqueza nacional de una región y de un país. La formación depostgrado contribuye con la aplicación de los conocimientos de sus graduados a miles de organizaciones que incorporan también nuevos conocimientos y potenciales líderes para poder seguir compitiendo en un futuro en el que como decía Francis Bacon “knowledge is power itself” (el conocimiento es poder en sí mismo). El poder del conocimiento en una sociedad de la información y el conocimiento, es vital para elevar el nivel de bienestar de una nación. Más aún, los conocimientos aplicados de los que han cursado estudios de postgrado, forman parte ineludible de los resultados que las empresas obtienen en una competencia feroz en la que no se perdonan ni errores ni falta de liderazgo. Este es el desafío que tendrán que enfrentar las escuelas de negocio en el horizonte 2020, al mismo tiempo que será también el desafío personal de cada uno de los aspirantes a cursar un master u otras formaciones de postgrado, para incorporar como sea este tipo de formación que condicionará su futura carrera profesional.

Si bien hay voces para todos los gustos, lo cierto es que hay una verdad incontestable: el liderazgo se construye en base a la experiencia y el conocimiento. O sea, que la formación que se adquiere en una escuela de negocios, por más críticos que han denostado sistemáticamente esta realidad (algunos muy destacados como Henry Mintzberg) al final del camino, tienen que admitir que puede ser una cuestión de orientación, metodología, contenidos curriculares, pero que la formación de postgrado, al igual que cuando se habla de las brujas, podríamos decir que algunos no creen en la formación de postgrado, pero que ¡la hay, la hay! Y agregamos nosotros: es más que necesaria, fundamental.

Por tanto, la primera lección que debemos sacar, especialmente para los jóvenes profesionales que quieren hacer carrera y destacar en pocos años en puestos de responsabilidad, es que hagan “oídos sordos” sobre aquellos que sostienen que las habilidades de liderazgo no se enseñan en la escuela de negocios. Es falso. Sí que se enseñan. Porque los profesores de cada módulo durante un postgrado, están transmitiendo no sólo conocimientos, sino experiencias de aplicación que ellos han venido teniendo en su actividad profesional, sea en puestos de línea o a nivel staff como consultores, auditores, etc.

Podríamos coincidir con algunos críticos, en que no hay cursos específicos en ninguna escuela de negocios que enseñe a cómo ser unCEO de una corporación multinacional. Pero éstos críticos no podrán negar que el camino de construcción de una carrera de éxito comoCEO, requiere ir subiendo escalones (experiencia en puestos de trabajo con responsabilidad de personal a cargo) y un caudal de conocimientos teóricos y aplicados, cada día más dinámicos y cambiantes, por la propia evolución de la tecnología. Y la única institución que brinda estos conocimientos y cómo aplicarlos, al mismo tiempo que abrevia este camino, es la escuela de negocios.

Lo que sí es cierto, que las mentes jóvenes tienen una predisposición a lo digital como no tienen los que ya llevan 25 años de ejercicio profesional. Basta ver cómo un niño de ocho años maneja determinadas APP’s de un teléfono móvil o en un ordenador adaptado a su edad, puede hacer diseños de puentes con el método lego. Tampoco nos gusta afirmar que los líderes nacen y no se hacen, porque la evidencia empírica demuestra lo contrario. Siempre hay excepciones, como en la Opera, en que cada cien años surge un Luciano Pavarotti. Porque incluso los superdotados como Plácido Domingo o Josep Carreras que junto al tenor italiano conformaron el inmortal trío “Los Tres Tenores”, eran sinceros al reconocer esa capacidad natural del tenor de Módena, en llegar a registros impensables incluso para los más virtuosos.

En el liderazgo efectivo, existen muchos casos en que la personalidad del líder se curtió únicamente en base a los golpes, la experiencia y un muy buen olfato. Pero también eran otros tiempos, un mundo de negocios menos interconectado a escala global como lo es hoy, que requiere estar de manera constante consultando Wikipeida y Google. No hay herramientas más poderosas que las que ayuden a comprender lo que nos llega del exterior, vía información, datos, informes, etc. No hay que avergonzarse ni ocultar que uno por más líder que sea, o aprendiz de líder, consulta estas herramientas, porque por practicidad deja tiempo libre a su actividad mental para ocuparlas en otras cosas que requieren concentración y razonamiento.
Entonces, el alumno que está cursando un master o un postgrado, también tendrá la ventaja frente al que sólo está en carrera en la empresa en base a su pericia por años de conocimiento de la organización y el mercado, que habrá aprendido métodos e incorporadoinputs decisivos para comprender mejor la realidad (hacer un buen approach del entorno) y tener una capacidad de hacer más tareas en menos tiempo, ya que todos los estudios de postgrado tienen unas exigencias que ponen a prueba los auténticos límites de una persona, especialmente cuando tiene que compatibilizar estudios y trabajo final con sus tareas diarias en la empresa que trabaja.
Este tipo de alumnos no serán en el futuro los líderes nacidos naturales como Pavarotti (porque en lo suyo se le puede refutar como líder) pero la gran mayoría, por no decir casi todos los alumnos de un postgrado, le sacarán partido (máximo rendimiento) a los métodos eficaces que hayan tenido que aprender. Importante por no decir fundamental en el aprendizaje: aprender, entre otras cosas, significa comparar y buscar, siendo la búsqueda actual por más facilidades que nos brinda la tecnología, una pieza clave de una nueva forma de pensar, de ver el mundo desde otro ángulo. Esto también es de vital importancia.
¿Qué es importante para una organización, por ejemplo una start-up que recién inicia operaciones?
Además del know-how que esta nueva empresa tenga, posiblemente desde un software muy sofisticado de gestión, pasando por una APP para dispositivos móviles referidos a buena alimentación, consumo de calorías, gestión de finanzas personales, agenda, etc., hasta una plataforma de compras online que va desde libros best seller hasta zapatos, lo importante es quién es cada miembro del equipo de diseño tecnológico y qué lugar ocupa en la empresa.
Se convierte en una clave del buen “sprint” que la empresa haga en el primer año, que las personas adecuadas estén en los puestos adecuados. Podemos tener una locomotora y vagones de alta velocidad de última generación, pero ¿son las vías las adecuadas? Dado que el concepto “alta velocidad” es indivisible de material rodante e infraestructura adaptada a esas capacidades de fricción y velocidad, la metáfora es aplicable en el liderazgo empresarial para el lanzamiento de una nueva empresa.
Siempre ha sido un gran reto para los líderes, saber que al poner en marcha un proyecto organizativo, contaban con esas personas perfectamente elegidas para sus puestos. Que no había divergencia de los fines ni de unos ni de otros. Incluso para ayudar a lograr la visión de marca por parte de todo el personal. Comprender la misión y los objetivos, no sólo compartirlos. Decir sí a un plan no significa estar convencido de que su ejecución llevará a la empresa por el buen camino. Un director que no tenga categoría de líder, da la instrucción y en cierto aspecto no se preocupa más que del cumplimiento de los objetivos por parte de los equipos de trabajo.
El líder efectivo se esfuerza para que se comprenda cuál es el objetivo, por qué hay que ponerlo en marcha ahora, cuáles son las limitaciones a las que se enfrenta, etc. Y esto es parte de una cultura (por no decir tener la madera de líder) que se adquiere en la formación de postgrado, como cuando un niño empieza a dar sus primeros pasos. Va tomando confianza a pesar de los primeros golpes. Las caídas son la toma de consciencia de cómo manejar su punto de gravedad, al principio con ayuda hasta que finalmente lo hace solo. El alumno de master es como ese niño de poco más de un año que ya ha incorporado el conocimiento y la práctica de andar. La cuestión es la ventaja que tendrá sobre cualquier otro colega que en la empresa comparta espacio y equipo, pero no tenga la formación teórica que él ha tenido. De ahí que cada vez más la conformación de equipos de trabajo de alto rendimiento, tendrá que gozar de una cierta homogeneidad de formación y conocimientos para poder afrontar nada más ni nada menos que los retos diarios, por cierto, cada día más complejos.
También el líder sabe que a medida que pasan unas semanas de la contratación del nuevo profesional, no se tendrá toda la comodidad en el puesto ni en las tareas y responsabilidades que se ejerzan. Pero lo cierto es, que los que contratan en este tipo de situaciones de empresas muy punteras, buscan que el período de aprendizaje sea lo más corto posible, o que directamente adquiera “velocidad de crucero” desde su incorporación. También el líder efectivo sabe que ciertos individuos pueden no ser la mejor opción para los papeles que fueron contratados originalmente para ocupar. Y como es diligente, toma decisiones, no espera demasiado para actuar. Por tanto, no hay que dejar que transcurra demasiado tiempo acerca de reevaluar funciones y responsabilidades y ajustar (reasignar) en consecuencia. Lo peor que le puede ocurrir al líder de una start-up es creer que la persona en determinado puesto va a poder desempeñarse adecuadamente durante un largo tiempo, o cuando detecta un problema en este sentido, no cambiar ese papel lo suficientemente rápido para evitar males mayores.
Es evidente que el líder tiene la visión para alinear todos los roles en función de los objetivos para obtener los resultados planeados. La confianza en la gente es fundamental, pero también las exigencias actuales del mercado y el permanente cambio de la tecnología, le hará estar muy atento a los conocimientos y opiniones de los recién llegados de un postgrado, buscando la complementariedad y no el rechazo, como en la vieja organización jerárquica ocurría con frecuencia en el duelo entre universitarios con poca o ninguna experiencia y personal experimentado de veinte años pero sin formación ninguna.
Esto lleva a revisar cuáles son las “luces rojas” que debe tener en cuenta el líder. Pero este color rojo puede tener tonalidades. Hay que revisar los indicadores y ver cómo, cuándo y por qué se están produciendo modificaciones en los rendimientos. Si tiene que ver con procesos o con personas. Por tanto, a los nuevos valores que provienen de una escuela de negocios, lo inteligente es darles el espacio una vez que están a bordo de la nave, indicar cuál es el rumbo a seguir y dar las explicaciones de en qué momentos habrá que corregir y en cuántos grados la dirección de la nave.
José Luis Zunni es Director Edición Online ECOFIN. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Coordinador académico de la Red e Latam. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Analista de la realidad actual y especialmente en los aspectos económicos, políticos y sociales, Experto en Management y formador de directivos y profesionales en las técnicas de liderazgo.
Ximo Salas, Co-autor del libro “Mejora y gana” (Manual de Marca personal para la búsqueda de empleo).Fundador de Crea Community (Social Media and Human Resources Company). Consultor, confrerenciante y formador. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014.
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