Argentina: proyecto de ley contra comentarios ofensivos en medios digitales

Mucho se habló, y más se escribió, sobre la relación del matrimonio Kirchner y la prensa. El relato, necesario construirlo tras ganar las primeras elecciones presidenciales en 2003 con sólo el 23% de los votos, necesitó del apoyo de la prensa escrita. Néstor Kirchner, político hábil y muy peronista en su estilo, de abrazo y puñal a la vez, tardó nada en llegar a un acuerdo con el Grupo Clarín, cuya ideología, desarrollista en sus primeras décadas de vida, mutó en mercantilista a medida que el diario se rodeaba de radios, televisión y agencias de noticias.

Uno, el primero, comenzó a fortalecer el relato a través de medios creados a imagen y semejanza del por ese entonces poderoso Néstor. Clarín comenzó a perder relevancia dentro de la red mediática del santacruceño.

El otro actor, una vez conseguida la autorización – cuando Néstor Kirchner comenzaba a recoger sus cosas del despacho principal de la Casa Rosada – que permitía la fusión de Multicanal con Cablevisión, las dos principales plataformas de televisión de pago argentinas, comenzó a percibir como molesta la cercanía con el presidente saliente. La ruptura tardó tanto en producirse como se escurre la arena de entre los dedos de una mano.

La guerra entre los dos antiguos aliados, de la que tampoco fue ajena el diario conservador La Nación y la editorial progresista Perfil, ocupó el centro de la atención mediática.

Hoy se escribe un nuevo capítulo de la historia que cuenta la relación del gobierno con los medios. Un capítulo que tiene que ver con la evolución del periodismo en formato digital. En efecto, los diputados del Frente para la Victoria, Remo Carlotto y Diana Conti, presentaron un proyecto de ley en la cual le otorgan al INADI la atribución para clausurar por 30 días a los medios de comunicación digitales "que admiten que los usuarios publiquen contenidos, opiniones o dejen mensajes en sus respectivos dominios" de carácter racista o xenófobo.

Si bien a primera vista se trata de una iniciativa compatible con el pensamiento demócrata, no son pocos los que temen que este proyecto de ley abra la puerta a un control totalitario de los medios digitales. La historia ensaña a desconfiar hasta de las sombras, más si éstas proyectan las figuras de personajes con actuaciones discutibles en el ámbito de la imparcialidad periodística.

Ya se verá.