29 de marzo de 2024, 5:45:51
TICS Y TELCOS

El dilema de las telcos ante el tsunami creado por Netflix y las tecnológicas


AT&T busca su camino en el negocio del streaming revolucionando su propia existencia

Por Miguel Ángel Ossorio Vega

Parte con la ventaja de poseer los activos de Warner Bros. y la asentada y admirada HBO, pero arrastra 170.000 millones de dólares de deuda.


La operación ni siquiera tiene un año: la telco AT&T desembolsó hace unos meses 85.000 millones de dólares por hacerse con Time Warner, el conglomerado que puso bajo el paraguas de la teleoperadora desde los estudios de Warner Bros. hasta la CNN. Un gigantesco movimiento entre empresas aparentemente distantes en el mercado, hasta que se tiene en cuenta el protagonismo que las telcos han cobrado en los últimos años en el negocio de la televisión y los contenidos. Véase el poder de Telefónica tanto en Europa como en América Latina, donde Movistar se ha convertido en uno de los actores más importantes del sector. La combinación de servicios de conectividad aderezados con contenidos televisivos en exclusiva es difícil de rebatir incluso para Netflix, aunque las sinergias entre ambas son de sobra conocidas (en España, ninguna de las grandes telcos ha escapado de una alianza con el gigante estadounidense por una sencilla razón: ya que los usuarios se van a suscribir sí o sí, al menos hay que sacar tajada de ello).

AT&T, siguiendo esta senda, se hizo con uno de los catálogos cinematográficos, de series y televisivos más cotizados del planeta. La compra de Time Warner dejó en sus manos los centenares de películas de Warner Bros., sus series y sus canales de televisión. Además, Time Warner llevaba parejos los activos de Turner, materializados en productos tan variopintos como la CNN o Cartoon Network, además de HBO y sus exitosas producciones. Una batería de contenidos perfecta para competir con Netflix, Amazon y el resto de telcos con un pie en el sector.

AT&T se rearma para plantar cara a Netflix

Ahora, AT&T está reorganizando su propia casa para definir correctamente el futuro planteado con la compra de Time Warner. Lo primero que está haciendo es eliminar duplicidades y aglutinar sus marcas para ganar eficiencia y reducir sus facturas. No en vano, la compañía arrastra una deuda de 170.000 millones de dólares, suficiente para tumbar a cualquier empresa sumiéndola en la peor de las bancarrotas. Pero la telco es demasiado grande como para caer: se disputa con Verizon la hegemonía en las telecomunicaciones en Estados Unidos, superando ambas los 100 millones de clientes -por separado-, una cuota de mercado que representa en ambos casos alrededor del 30 % en conexiones móviles o de líneas fijas. Una base más que suficiente a la que vender contenidos de televisión, un mercado en el que lleva tiempo trabajando, en línea con otras telcos. La compañía lanzó su OTT 'DirecTV Now' en 2016 para conquistar a los clientes que ya entonces comenzaban a darse de baja de los paquetes de canales por cable para subirse a la ola del streaming. También tiene en el mercado 'U-verse', que convive con la OTT de HBO en Estados Unidos y por todo el planeta, además de seguir trabajando el cable. En sus distintas plataformas distribuye contenidos propios y de terceros, lo mismo que sucede con los canales, con la salvedad de que toda plataforma 'decente' distribuye también los suyos. ¿Alguien se imagina una plataforma de televisión de pago sin CNN? Pues en todas ellas está AT&T aunque sea de forma fraccionaria. Tentáculos difíciles de superar incluso para Netflix.

En cualquier caso, paralelo a este protagonismo está la reordenación de su estructura. AT&T ha acometido despidos y es probable que lleguen más bajas en los próximos meses, pero gran parte de su estrategia pasa por unificar esfuerzos para que Warner Bros. y HBO no sean hermanos tan lejanos, sino más bien un todo. La telco ha creado WarnerMedia como paraguas de estas realidades con el objetivo de ahorrar 1.500 millones de dólares al año. Otros 1.000 millones podría ahorrar con las sinergias de la propia WarnerMedia, que también cuenta con la filial WarnerMedia Entertainment para aglutinar sus activos de entretenimiento. En este sentido, Turner está prácticamente despiezada, dejando TBS, TNT y TruTV bajo el paraguas de HBO, fusionada a su vez con la OTT WarnerMedia, llamada a competir con Disney+ y el resto de plataformas, pero que deja en un incierto lugar a la OTT de HBO.

Asimismo, AT&T ha dejado Turner Sports bajo el manto de la CNN, dirigida a su vez por Jeff Zucker, presidente de WarnerMedia News & Sports. Otra pata del conglomerado será Warner Bros., que mantiene su cierta independencia y que se quedará con Cartoon Network, Adul Swim (un canal de animación para adultos) y Otter Media. Así que todos estos movimientos en realidad lo que han hecho ha sido crear un paraguas del que penden una división de entretenimiento y otra de noticias y deportes, diluyendo las marcas de Turner entre ambas. Warner Bros. de momento se salva. Hay una pequeña razón: Warner Bros. ingresó 14.700 millones de dólares en 2018. Turner generó 13.000 millones. HBO se quedó en 6.600 millones.

El futuro de AT&T y su televisión

Con la nueva estructura, AT&T quiere mejorar su capacidad de producción de contenidos. La compañía cree que invertirá alrededor de 12.000 millones de dólares al año en producciones cuando la estructura esté asentada, cercano a los 10.000 millones que se espera que invierta Netflix este año. Pero la telco ya advierte que esta cantidad no necesariamente servirá para alumbrar 150 series al año. Se desconoce en qué se materializará, pero demuestra que aunque se esté simplificando la estructura, la maraña de marcas y servicios puede ser un lastre a medio plazo de cara a situar en la mente (y el bolsillo) de los consumidores sus contenidos. Precisamente, el éxito de Netflix es que es una única marca para todo. Simplicidad absoluta en un mundo que tiende a la 'fatiga de la suscripción'. AT&T tiene trabajo que hacer.

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