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Dances with wolves (Bailando con lobos)

Hoy he querido transmitir las experiencias que me ha dejado un documental de Biography Channel sobre cómo se realizó la película “Bailando con lobos” de Kevin Costner, porque en dos capítulos con entrevistas a muchos de los protagonistas (productores, actores, personalidades diversas, etc.) pone de manifiesto dos de las virtudes más valoradas de los buenos líderes: el coraje y la determinación.

Me sorprendió positivamente un aspecto de la personalidad de Costner que desconocía: su capacidad de persistencia, tenacidad, al mismo tiempo que resistencia. Porque cuando él contó en su mano con el guión que su amigo Michael Blake le escribió, fue de estudio en estudio y sistemáticamente todos los productores rechazaban el proyecto.

Era 1989 y durante más de diez años, en particular toda la década de los 80, ninguna película del género western se había realizado en Hollywood. La respuesta inmediata es que no veían que una película de este género y con un director debutante como Costner, pudieran cosechar éxito alguno.

Entonces él y su coproductor y amigo Wilson, reunieron todo lo que tenían disponible, 75.000 dólares, para poder dar los pasos previos y convencer a productores nacionales y extranjeros de por qué este western iba a ser diferente.

El presupuesto total era de 17 millones de dólares, de los cuales habían logrado reunir 7 gracias a que por fin la productora Orion creyera en el proyecto. Su director ejecutivo decía que habían tenido dos películas de éxito con Kevin Costner como actor: No way out y Los búfalos de Durham. Esto les daba cierta confianza. Por tanto pusieron el dinero y ya había que empezar a preparar lo que se llama pre- producción, que es más costoso en tiempo y dinero de lo que parece.

Es que la novela trataba de los indios suix dakota, por lo que tuvieron que buscar una de las pocas personas (profesora del idioma indígena Dakota y que lo primero que hiciera fuera traducir el guión). Todos los diálogos en idioma Dakota de la película están supervisados por esta lingüista (la más importante de Estados Unidos en ese idioma).

También había que recrear todo el vestuario de hace más de cien años y lo más importante, la localización, ya que la novela hablaba de manadas de bisontes, una especie casi en extinción en América del Norte.

El productos Wilson explicaba a Biograpy Channel que recorrió de sur a norte por el centro del país, palmo a palo el territorio, pero al llegar a las praderas de Dakota del Sur encontró por fin los bisontes.

Pero estaban lejos aún de los 17 millones, así que tenían que seguir buscando inversores. Ahí fue cuando a Wilson se le ocurrió hacer unas tomas con Kevin Costner vestido con el típico traje azul del séptimo de caballería y la de otros actores que interpretaban a nativos siux dakotas. Entonces pusieron las imágenes a disposición de productores y distribuidores europeos, que finalmente sumados a otros nacionales, llegaron a balancear el déficit presupuestario que tenían hasta la fecha.

Las películas típicas de indios y vaqueros habían tenido actores blancos que interpretaban a nativos americanos. Costner desterró esta idea desde el vamos. Quería hacer una auténtica biografía y tardó tiempo pero encontró a descendientes directos de los siux dakotas, los que no hablaban su idioma de sangre, así que tuvieron que aprender los diálogos como el resto de actores.

Las entrevistas de BChannel a diversos productores, pone en evidencia que Costner les había convencido porque estaba mostrando otra cara, quizás la que nunca se había mostrado. El lado humano y familiar de los nativos americanos que siempre habían sido estigmatizados como salvajes y violentos. Costner demuestra que su visión (la de un auténtico líder) como nuevo realizador es la de hacer un revisionismo histórico y contar la otra verdad, la barbarie con la que los soldados de Estados Unidos actuaron en contra de esos a quiénes consideraban salvajes y que no tenían derecho a las tierras que poseían.

Tal es el perfeccionismo de Costner como realizador, que los consejos de especialistas para hacer las escenas con los lobos, era que utilizaran lo que se llama híbridos (mitad perro mitad lobo), pero él se negó diciendo que la película se llama bailando con lobos y que la gente que iría al cine iba a ver lobos. Esto demoró como 15 días el ritmo de rodaje, justamente por las dificultades que presentaban los dos lobos que habían contrato de un entrenador y que sus movimientos eran casi impredecibles. Pero lo hicieron y salió bien.

El rodaje tuvo otro factor incierto como la meteorología, porque Dakota del Sur tiene nieve, frío, lluvia y condiciones en general adversas. El tiempo que estuvieron en la región fue de 6 meses, lo que sumado a otros imponderables hizo que el presupuesto se agotara y tuviese Costner que renunciar a su salario de 3 millones de dólares que sumados a nuevos aportes de los productores, pudieran terminar la película.

Se estrenó en noviembre de 1990 y en marzo del 91, la Academia de Hollywood premió el trabajo de Costner con siete oscars, entre ellos tres de los más importantes: película, dirección y guión.

Para los que no habían tenido ocasión de conocer estos entresijos en la producción de esta película, entiendo que resulta de interés ver cómo Kevin Costner no se resignó a hacer una película de bajo presupuesto, ni en estudios, porque todas las 5 hrs. y media originales (500.000 metros de celuloide) están rodadas en escenarios naturales. Finalmente la película quedó en 2 hrs y veinte minutos y Costner decía a BChanel que cada vez que tenían que recortar metraje era como si le quitaran un brazo o una pierna.

La visión de Costner como líder empresarial fue tan clara como los números la confirman: costó poco más de 17 millones de dólares, recaudando en Estados Unidos 182 millones y 450 millones en total en todo el mundo. Costner había puesto 3 millones pero finalmente cobró su parte como productor que le significó 40 millones de dólares.

Pero hoy además de su capacidad y tenacidad que lo confirman como un líder auténtico, quiero resaltar dos o tres cuestiones de esta hermosa historia de amor que es “Bailando con lobos”.

Me refiero a la despedida que los siux dakota, su cacique y su círculo íntimo de amigos en la tribu, le dan a Costner (que le llamaban “bailando con lobos” por su encuentro permanente con estos animales en su puesto de vigilancia del ejército). Cuando Costner alerta de que los soldados americanos van detrás de él y no quiere perjudicar a la tribu, por eso decide emigrar, el jefe siux le dice: “el ejército busca al teniente Dunbar, pero ese teniente no existe, es otra persona, porque tú eres ahora “bailando con lobos””. Porque los seres humanos somos como somos debiendo gran parte a nuestro entorno, a dónde hemos crecido y en el caso de esta historia, a dónde el teniente Dunbar se había integrado definitivamente.

No puedo dejar de cerrar este alegato por el buen liderazgo pero especialmente por el respeto a los derechos humanos que sistemáticamente y lamentablemente, vemos durante estos días de guerra injusta en Gaza, se siguen violando, como también relata la historia de Costner se violaron en el siglo XIX en Estados Unidos.

La voz en off en la última escena destaca lo que Costner quiso mostrar al público norteamericano: que la historia era otra.

“13 años después sus hogares quedaron destruidos, sus búfalos exterminados, el último grupo de siux libre fue sometido a la autoridad del hombre blanco en el fuerte Robinson, Nebraska, la magnífica cultura de los caballos de las llanuras se extinguió y la frontera americana pronto pasaría a la historia”.

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