La idea de que la responsabilidad social empresarial (RSE) desarrollada en los últimos 25 años había provocado el aumento de los consumidores éticos es un mito. La cruda realidad es que la mayoría de los consumidores exageran y mienten al contestar las encuestas sobre consumo ético.Las empresas podrán gastarse lo que quieran en adoptar sellos de comercio justo, desarrollar cosméticos sin pruebas en animales y poner en el mercado los detergentes que no contaminan. A la hora de la verdad, apenas será más que una acción publicitaria, porque el consumidor mira más el precio y su gusto a la hora de comprar un producto.