Balas Mediaticas

La prensa está quebrada. ¿Qué hacemos?

Martes 02 de septiembre de 2014

El verano no le ha sentado nada bien a la prensa española. Al regreso de las vacaciones, nos encontramos con que la mayor parte de los medios no solo están atravesando una profunda crisis, es que están quebrados. El modelo se ha roto y los trabajos para una transición digital están muy retrasados. Se anuncia una nueva oleada de despidos para septiembre y se negocian acuerdos entre grupos para recortar gastos. Más aspirinas para el enfermo agonizante.



Según datos de la asociación de editores AEDE, la facturación publicitaria de los diarios españoles ha vuelto a caer una media del 20% en el primer semestre, sobre los datos ya desastrosos del año anterior. Estamos ante una contracción en torno al 50% en tres años y medio, lo cual es completamente inmanejable. A eso hay que añadirle otra reducción en torno al 9% en venta de ejemplares más suscripciones individuales. El diario que es líder destacado en España, “El País”, supera esa media, con una caída del 13,25%. El grupo Prisa ha perdido 62 millones de euros en el primer semestre y Cebrián prepara nuevos Eres para septiembre, especialmente para Prisa Revistas y “Cinco Días”. El primer grupo de medios en español estaría en situación de quiebra técnica si no fuera por el apoyo de los bancos. Todos las empresas del grupo están en venta, para intentar rellenar en lo posible el abismo de 3.500 euros de duda.

Todavía es peor la situación del segundo grupo, Unidad Editorial, que sobrevive porque los dueños italianos de RSC le salvaron de la quiebra con una costosísima inyección de capital cercana a los 500 millones, para enjugar unas pérdidas de 330 millones el año pasado. ¿Volverá a hacerlo RSC, que ha registrado unas pérdidas sin precedentes de 427 millones en el primer semestre? Los italianos están poniendo en marcha una fuerte ampliación de capital, en torno a 400 millones según la prensa italiana, pero hay una fuerte corriente crítica a la gestión de accionistas destacados, lo cual resulta poco sorprendente. Y no parece que Unidad Editorial haya enmendado en rumbo: “El Mundo” registra una caída de facturación publicitaria del 19% en el semestre, “Marca”, del 23% y “Expansión” del 24%. Ya lo tiene difícil Antonio Fernández Galiano.

En septiembre se han citado Vocento, Prisa, Unidad Editorial y Planeta, para negociar posibles acuerdos en publicidad, impresión y distribución, con vistas, claro está, a reducir costes, ya que empieza a ser muy difícil despedir más periodistas. La presidenta de la FAPE, Elsa González, advirtió en agosto que aunque ya se contabilizan más de 6.200 puestos de trabajo suprimidos en medios de comunicación en España, es muy posible que en septiembre se acerquen a los 8.000 los periodistas despedidos.

Los periódicos gratuitos están viendo como se hunde su modelo. De cinco cabeceras nacionales pasamos a una sola, “20 Minutos”, y el sobreviviente anota pérdidas operativas de 4,6 millones en el primer semestre. La edición impresa está en el abismo. ¿Hasta cuándo aguantarán los noruegos de Schibsted?

¿Y qué decir del “zombi” llamado Grupo Intereconomía? Hasta sus estrellas rutilantes de su canal de TV hacen agua. A comienzos de año, su TV gozaba de 1,6% de audiencia, que no es para tirar cohetes, pero en julio retrocede al 1,1% y en agosto al 0,7%. Ariza se revuelve contra Rajoy, en cuyas velas sopló con denuedo, y se agarra al clavo ardiente de Mario Conde.

Tan solo José Manuel Lara mantiene el tipo y ha dejado claro que las pérdidas de “La Razón” son perfectamente asumibles. Es un poder emergente en medio de naufragio. Muchos van a llamar a su puerta.

Si la prensa española está en una situación generalizada de quiebra técnica, el problema lo tenemos todos, no solo los periodistas y los gerentes. En esta profunda crisis económica sin precedentes, el papel de los medios de comunicación es muy importante para insuflar la vital confianza, sin la cual no saldremos del abismo. Y los medios más bien reman en sentido perfectamente contrario, por causas y motivos que requieren un análisis aparte. Tiene razón mi compañero de blog Joaquín Abad y Rosa María Calaf. Estamos en el “periodismo de caja”. Pero resulta que la caja está vacía.