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ONO mantiene su huída hacia delante

La cablera protagoniza un largo folletín

Susana Blázquez | Martes 02 de septiembre de 2014

Salen, otra vez, informaciones sobre una posible salida a bolsa de ONO. ¿Es lo que realmente quieren sus dueños? ONO suma las tres cuartas partes de la facturación del mercado español del cable, que está en manos de empresas de capital riesgo con deseos de desinvertir. El tamaño del operador y su antigüedad da a la operación de ONO tintes de folletín. Lo contamos.



Los movimientos accionariales de ONO empezaron antes del verano de 2013. Fue cuando los socios minoritarios pidieron vender sus participaciones a Eugenio Galdón, el fundador y presidente de ONO hasta 2008. “Llevamos demasiados años con nuestro dinero en esta operadora, y todavía no hemos visto resultados”, arguyeron los accionistas minoritarios a Galdón. Esta treintena de pequeños socios (entre ellos está el inversor hindú Ram Bhavnani) están en la sociedad Val Telecomunicaciones que tiene el 5,4% del capital de ONO, y algunos desde 1998. Galdón tiene un tercio de Val Telecomunicaciones, “me debo a los minoritarios”, aseguró a un allegado para justificar el mandato de venta de Val. Cabe recordar que Galdón no desaparece con esta buena acción de desinversión de la operadora porque tiene otro 6% directo a través de Multitel, por lo que podrá seguir como el pepito grillo del accionariado.

El mandato firmado por Val Telecomunicaciones fue bien recibido por el Grupo Santander, tiene el 4,4% del capital y hacer caja con esta inversión tiene más sentido que tenerla sin rendimiento. CCMP (15,2%), Providence (15,2%), Thomas H. Lee (15%), Quadrangle (9%), General Electric Structured Finance (9%) y Caisse de Dépôt (6,8%) los seis fondos de capital riesgo que controlan la empresa, llevan años con deseosos de desinvertir un dinero que siempre ha pedido más esfuerzo. “Las empresas de capital riesgo suelen vender sus participaciones de cuatro a seis años después de la compra. Siempre quieren maximizar la rentabilidad, pero si lleva demasiado tiempo en la empresa, vende de cualquier forma”, la frase es una máxima en el mundo del capital riesgo.

Los fondos de capital riesgo entraron en 2005 en ONO para financiar la compra de su competidor Auna. Aunque General Electric entró como capital semilla en 1998 y Quadrangle en 2003. Desde entonces han debido realizar más inversiones para mantener competitiva la empresa. Los operadores de telecomunicaciones requieren constantes inversiones en tecnología para tener redes competitivas. Tanta hartura acumulada explica que la reunión tenida por los accionistas a finales de 2013 para poner en venta ONO fuera para eso, y con la forma que fuese. Aunque el portavoz de la empresa lo haya dulcificado con la salida a bolsa. Traducido al español, quiere decir que se va a simultanear el camino bursátil con la búsqueda de un comprador (o compradores) directo. La salida a bolsa será el mal menor, y el camino para vender las acciones podría seguir dos caminos: ampliación de capital o puesta en el mercado de las acciones de los socios, por fin.

Se siga el que se siga, hay que poner la empresa bonita. Los gestores de ONO trabajan para mejorar el balanc, aunque insistan en la salida a bolsa como aspiración tenida desde hace años, y su salida natural. Han culminado su actualización tecnológica para llegar con 500 Mb a las PYME ey con 200 MB a los particulares, y mantiene la inversión anual de unos 250 millones de euros para mejorar los productos, y seguir creciendo en número de clientes. No todo son buenas noticias, la deuda de ONO es de 3.330 millones de euros y casi quintuplica su EBITDA (beneficio antes de amortizaciones, impuestos y gastos financieros). Y esa es la razón de que las pasadas intentonas de ONO para salir a bolsa hayan quedado en eso. Los analistas bursátiles entienden que el éxito de ONO en bolsa debería pasar por unos múltiplos al menos igual al de sus competidores, y eso no sucede todavía.

Las empresas de capital riesgo realizan inversiones para dar valor a sus accionistas. No siempre aciertan pero su negocio se mide por rendimientos medios anuales. Por eso, en el caso de ONO, venderán cuando logren el precio deseado o vean que no lo van a obtener nunca. Han llegado al segundo punto, el mercado español de telecomunicaciones es duro, tiene competidores de primera línea mundial, y ONO deberá seguir realizando inversiones para mantener el ritmo. No solo eso, el mercado mundial va a grandes fusiones y en unos años desaparecerán del mapa los pequeños operadores, y ONO lo es en el mundo. No queda otra. El baile de las fusiones ha empezado en Europa, y ha sido por las operadoras de cable. ¿Será ONO la siguiente? Mientras tanto, los gestores de ONO seguirán con su huida hacia delante bursátil. Tampoco les queda otra.