Medios de Comunicación

Analfabetos digitales

El proyecto de Ley de Propiedad Intelectual que acaba de presentar el Gobierno adolece de un gran desconocimiento del mundo digital

Miguel Ormaetxea | Martes 02 de septiembre de 2014

El ministro de Cultura Ignacio Wert ha sentenciado que "España no puede ser Somalía en temas de piratería intelectual", poniendo en el mismo saco de ilegalidad supuestos muy distintos, lo que evidencia un desconocimiento enciclopédico  de la cultura digital. En una carencia bastante extendida en nuestro país, en el que dicha asignatura debería ser de enseñanza obligatoria en las escuelas y eje dorsal de estrategia de competitividad económica.



El proyecto de Ley de Propiedad Intelectual que presentó el ministro Wert como pionero en el mundo, en realidad marcha bastante a la zaga y está sustancialmente equivocado en sus planteamientos básicos. Todo parte del habitual error de considerar el sistema de propiedad intelectual típico de la sociedad industrial como base para la regulación de la sociedad digital. Y no tiene nada que ver. En el primero hay unos autores que crean piezas para públicos masivos y pasivos. En el segundo, los individuos son receptores y también creadores y sus derechos intelectuales también deben ser protegidos. La estupidez más común es pensar que los que defendemos los intercambios en la Red pretendemos dejar indefensos a los artistas y creadores. En absoluto. Lo que pasa es que la regulación de los derechos de propiedad intelectual en el mundo digital debe ser muy distinta de la regulación de la era industrial. Hablar de "piratería" indiscriminadamente es mezclar churras con merinas: analfabetismo digital. La cultura digital debería enseñarse en las escuelas y no precisamente como una "maría", lo mismo que debería enseñarse nociones de programación informática. Y no obligar a aprenderse de memoria los afluentes de Guadiana por la derecha, en la era en la que la información pura y dura está al alcance de un "click", señor ministro de Eduación.

Lo que más ha destacado la prensa del mencionado proyecto de Ley es la llamada "tasa Google", destinada teóricamente a que los editores puedan cobrar de Google News por citar contenidos. Está equivocada y los atribulados editores no sacarán mucho provecho de una medida política y oportunista. Se ha intentado algo parecido en Alemania, Google no podía citar ningún contenido sin autorización expresa del editor y ¿saben ustedes el resultado?: más de 2.200 webs de información se han dado de alta en el buscador para ser citadas sin pagar, más o menos el 98% de todas las importantes. Muchos más listos han sido los franceses, que han acordado con Google que el buscador donará 60 millones de euros al año para una fundación que promoverá la transición digital en los medios de comunicación galos. Algo así les vendría de perlas a los editores españoles, que están aún más retrasados que nuestros vecinos en dicha imprescindible transición. (El interesante caso del diario "Liberation" es elocuente al respecto).

Google aporta más del 40% del tráfico de la mayor parte de las webs de información en Europa y o tienes un modelo muy especial de nicho o te suicidas si cortas el acceso del buscador a tu medio. Ese no es el camino.

Google paga muy pocos impuestos en Europa por sus colosales beneficios, gracias a su brillante ingeniería fiscal y eso debe ser corregido. Google se beneficia de costosísimas redes de telecos en las que muy escasamente ha invertido y eso es un tema pendiente. Pero Google no es el gigante a batir por ser gigante y rico. El futuro inmediato de muchos aspectos de la naciente sociedad digital pasa por sus crecientes negocios y es mucho más inteligente negociar y pactar con su visión y medios que intentar poner puertas al campo. Luego ya se verá, pues nadie tiene asegurado el futuro más allá de mañana. Pero mañana puede ser tarde para los analfabetos digitales que creen que no tienen nada que aprender. Esos sí que viven en Somalia.