Medios de Comunicación

El poder financiero avanza a toda máquina hacia la propiedad de las publicaciones más influyentes del mundo

La declinante facturación del semanario más influyente del mundo. (Foto: The Economist Group's 2015 results).

Los Agnelli y los Rothschild serán los principales accionistas de "The Economist".

Miguel Ormaetxea | Jueves 27 de agosto de 2015

El artero mes de agosto, con muchas mentes ocupadas en el descanso estival, suelen ocurrir hechos de alto voltaje. Este agosto la bolsa china de ha derrumbado, poniendo en jaque a las principales mercados financieros de todo el mundo, el precio del petróleo vuelve a mínimos históricos y la publicación más influyente de la economía y la política ha sido adquirida por dos multimillonarios europeos, en un movimiento que es la extensión de uno de fondo: el poder financiero hegemónico está tomando posiciones muy destacadas en los medios de comunicación más influyentes. Todos los actores de han apresurado a garantizar la independencia redaccional. Si hay algo en este momento amenazado en el mundo democrático son las publicaciones independientes.



Es curioso comprobar en las hemerotecas cómo al economista francés Thomas Piketti, célebre por el gran éxito de su libro "El capital en el siglo XXI" y defensor de un impuesto global sobre las grandes fortunas como una posible fórmula para paliar la rapante desigualdad de rentas, se le echaron encima los chicos del rotativo salmón de le City, el "Financial Times", recientemente vendido a un grupo japonés, semanas antes de saberse que Pearson, el propietario vendedor del salmón, también había liquidado su participación del 50% en la empresa editora del semanario. Había y hay un claro intento de desacreditar al francés por parte de la prensa anglosajona, que ya no es anglosajona.

Como suele suceder en estos casos, el editor jefe de "The Economist", John Micklethwait, afirmaba categóricamente muy pocos días antes de la venta que "nadie se ha dirigido a mi grupo para hablar de una posible venta y no hay indicios de que esto vaya a ocurrir". O el periodista estaba muy mal informado, lo que es muy malo en su puesto, o se vio obligado a decir lo que le soplaron, lo que también está un poco feo.

El caso es que "The Economist" ha cambiado de propiedad por segunda vez en sus 172 años de historia. El 50% de Pearson ha estado en sus manos desde 1928. La empresa británica, centrada esencialmente en la educación, se ha embolsado nada menos que 663 millones de euros por su mitad, una cifra muy poco habitual por una cabecera de prensa, 2,5 veces lo que pagó Bezos para quedarse con el "Washington Post". Especialmente si tenemos en cuenta que la facturación total del semanario junto con sus filiales vienen siendo declinantes desde hace varios años. (Véase gráfico). Pero estamos hablando de la publicación más influyente del mundo, que difunde cada semana 1,55 millones de ejemplares, papel y digital, contra un millón en 2006. El 54% se difunde en América del Norte, el 14% en el Reino Unido, el 19% en el resto de Europa y el 13% en el resto del mundo. Una publicación global que lo es un poco más desde que lanzó recientemente "Global Business Review" un digital en inglés y chino, centrado en microeconomía y empresas. Al parece tiene en estudio lanzar este mismo producto también en español y otros idiomas.

El holding Exor, propiedad de la familia Agnelli, dueños de la Fiat, del diario italiano "La Stampa", del 16,5% del "Corriere della Sera", de importantes paquetes en Banthan Libros, en Random House, en Italiana Editrice, en RCS MediaGroup, en "Le Monde", etc. etc...pasa del 4,7% que ya poseía en el semanario británico a nada menos que el 43,7%. Anotemos que el presidente de Exor, el nieto del gran padrino Gianni Agnelli, John Elkann, es también consejero en News Corp, el gigante mundial de medios de Murdoch. ¡Cuánto poder un una sola mano!

El otro poder emergente es la familia Rothschild, que de una pequeña participación accionarial en el semanario pasa ahora al 26%. Otras familias de alcurnia, nada pobretonas, con apellidos como Cadbury y Schroeder, figuran también entre los accionistas de "The Economist". No es solo un semanario, otra joya de la corona es la filial "The Economist Intelligence Unit", especializada en inteligencia económica, que es una auténtica vaca lechera de beneficios. Otra filial es CQ Roll Coll, una start up que ofrece herramientas digitales para la evaluación de políticas públicas.

Los británicos se han apresurado en puntualizar que los derechos políticos se limitan al 20% y que ningún accionista podrá sobrepasar el 50% de la propiedad. Han asegurado por todos los canales que la independencia de la redacción queda bien amarrada y que el poder pertenece en definitiva a los 105 periodistas del semanario, que no firman ninguna información, como si la publicación fuera una especia de obra colectiva. Recordemos que "The Economist" es un ardiente defensor de la libre circulación de bienes y personas, opuesto a toda barrera a la inmigración, que defiende la eutanasia y la legalización de las drogas. Será interesante observar la línea editorial futura.

Esta transacción, sucede pocas semanas después de que Pearson vendiera a los japoneses de Nikkei el diario salmón más influyente del mundo, el venerable "Financial Times", por 1.060 millones de euros, con lo que los británicos ya llevan un total de 1.723 millones de euros en caja. No está mal, hay para editar bastantes libros digitales de textos.

Esta transacción se inscribe en un movimiento general bastante aplastante: el poder financiero marca la agenda del poder político en Occidente, por decirlo suavemente. Ahora se está apoderando del poder mediático, muchas veces a precios de saldo gracias a la gran crisis de los medios tradicionales ante el desafío digital. Hagamos un breve repaso: en la misma gran Bretaña tenemos a Murdoch como dueño del "Sun" y el "Times". Los hermanos Barclay tienen el "Telegrafo", la familia Rothermere controla los títulos del "Daily Mail". En Suecia domina la familia Bonnier y los grandes millonarios controlan grandes parcelas del poder mediático alemán. En la vecina Francia, no digamos. El influyente diario económico "Les Echos" está en manos del hombre más rico de Francia, propietario del imperio del lujo LVMH. El diario de inquierda "Liberación" ha caído en manos de Patrick Drahi (Grupo Altice) y Bruno Ledoux. El prestigioso diario de centroizquierda "le Monde" es hoy propiedad de tres multimillonarios: Pierre Berger (Yves Saint Laurent), Xavier Niel (telefónica Free) y Matthieu Pigasse. Casi toda la prensa escrita está en manos de millonarios.

En EEUU, Warrent Buffet posee ahora 69 periódicos regionales. El financiero John Henry compró "The Boston Globe". La familia Sulzberger aún resiste al frente del "New York Times" y en estos días se especula sobre el miembro de la familia que será el próximo editor, si es que alguien no lo compra antes.

En una carta de los editores publicada hace días en "The Economist" se afirmaba que "estamos en un momento en el que el periodismo realmente independiente es muy raro y a menudo está bajo amenaza. Nosotros estamos fortaleciendo nuestra independencia". Y aprovechan el ruido mediático de la venta para lanzar una gran campaña de marketing en busca de más lectores digitales. Casi a la chita callando su muro de pago se hace más poroso y más barato.

El citado Patrick Drahi, dueño del diario francés "Liberation" y de "L'Express, que acaba de cerrar un trato para comprar NexRadio TV, un grupo muy potente de información económica, reconocía hace poco en una entrevista que "cada vez quedan menos medios estrictamente independientes". En España vamos a tener próximamente un medio fuertemente capitalizado que podemos considerar estrictamente independiente: "El Español", capitaneado por un curtido periodista de primera línea, Pedro J. Ramirez, proyecto del que se han hecho eco en este agosto con una entrevista en "Financial Times" y una información en "The Guardian". Por cierto que su exdiario, "El Mundo", registra una caída de audiencia de ejemplares del 13,4% en el primer semestre.

Karl Marx calificó en su día a "The Economist" como "el órgano europeo de la aristocracia financiera". Debe estar riéndose en su tumba de Highgate.

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