Prefiero entender un por qué

Liderazgo en tiempos convulsos (Carta a los líderes europeos)

Martes 08 de septiembre de 2015

Sres. líderes políticos europeos:

Estamos inmersos en los últimos días en un escenario político, social y económico a nivel europeo, marcado por una sucesión de hechos que debemos tener en cuenta como luces rojas de advertencia y también de alerta. Siempre las crisis muestran señales, la cuestión es la capacidad que los líderes tengan para neutralizarlas o evitarlas en el mejor de los casos, así como saber gestionarlas cuando el epicentro de la misma nos estalla en las manos. Cuando ha habido una falta de capacidad de anticipación a hechos que de alguna manera muchas opiniones alertaban que podían suceder.



Nuestro ideario desde esta tribuna siempre ha sido, la defensa al mismo tiempo que la explicación, de cuáles son las razones por las que tanto en organizaciones como en la clase política, debe prevalecer el mejor y más tradicional (con sus correspondientes actualizaciones) espíritu de liderazgo al que hemos llamado junto a otros autores, liderazgo efectivo.

Sin embargo, no parece que éste sea el común denominador en la Unión Europea. Y como siempre ha demostrado la historia, los errores en política se pagan muy caros; consecuentemente en lo que se considera alta política, como es el caso de la europea ejercida desde las instituciones implantadas a partir de Maastrich, tendrán también su precio que esperamos y deseamos no se dispare.

Porque como una especie de “espada de Damocles” permanente que pende sobre los millones de ciudadanos de Occidente desde el inicio de la Crisis Financiera Internacional 2008-2009, otro elemento de preocupación se ha sumado en las últimas cuatro semanas, con el proceso de agitación de los mercados financieros como consecuencia de las sucesivas devaluaciones chinas. Situación de la cual aún existe en los líderes occidentales, una preocupación por la cual se malogre la poca recuperación económica que se ha tenido en los dos últimos años y se entre nuevamente en mini crisis sistémicas como con acierto vaticinó antes de la crisis de 2008-2009 el profesor Nouriel Roubini. De hecho, sus pronósticos se han ido cumpliendo uno tras otro.

Nuevamente la incertidumbre no sólo se apodera de los mercados, sino de nuestra esencia occidental y nuestro nivel de vida que no queremos bajar pase lo que pase y pese a quién pese. Y ésta es la cuestión central que el liderazgo efectivo tiene que afrontar desde las instituciones europeas y los líderes europeos en su conjunto y a nivel local de sus respectivos países, deben asumir y abordar.

Hasta qué punto nuestra obsesión por un bienestar que se ve de tiempo en tiempo amenazado, nos impide flexibilizar la balanza de la comprensión y la compasión por los que son más vulnerables. Que la culpa de la guerra no la tienen nunca las poblaciones sino los políticos, pero señalando además, que los países desarrollados también tenemos nuestra cuota de culpa en la miseria y pobreza fuera de nuestras fronteras del desarrollo. Llámase África o Oriente Próximo, como consecuencia de este caldo de cultivo de tanta injusticia social y económica, se aprovechan los que instan, defienden o actúan bajo el flagelo del terrorismo sin razón que jamás puede tener justificación. Terrorismo que termina afectando en primer lugar a los más expuestos a una vulnerabilidad que cada día tiene por desgracia nuevos adeptos, manifestándose en circunstancias extremas como en el presente es el caso de los muertos y desplazados sirios.

Pero como hemos dicho en alguna ocasión, “las circunstancias tienen cara de hereje” y se presentan cuando menos las esperamos, o como ocurre cuando el liderazgo no ha tenido un mínimo de visión de futuro y de diseño de los escenarios en los que se supone debemos convivir. Nos sorprende y pone de manifiesto en lo que no estamos preparados, evidenciando las grandes carencias de liderazgo de los líderes, como es el caso de los que nos gobiernan en Europa. Todos ellos vienen lamentablemente confirmando una y otra vez con diversas decisiones que se toman o peor aún, la resistencia a tomarlas o a diferir injustificadamente algunas de las que sí debiesen haber tomado, lo que el prestigioso semanario The Economist ya hace algún tiempo en referencia a la carencia de liderazgo europeo acuñó la expresión “the lack of Leadership” (la falta de liderazgo).

La crisis humanitaria de los refugiados y desplazados sirios es una de las más graves que ha habido en el Viejo Continente, desde la Segunda Guerra Mundial, pero si los líderes europeos expresan su firme voluntad de resolver el problema de manera estructural y no coyuntural, estamos a tiempo de reconducir esta tremenda catástrofe aunque estemos mirando sólo desde el ángulo de las cuotas, cupos, capacidad de absorción de cada estado miembro en función de su PIB, tasa de paro y población.

Lo que no pueden ni deben olvidar los Sres. líderes políticos europeos, es que se trata de un problema en el que se encuentran en el núcleo del mismo millones de seres humanos. Insistimos, es una catástrofe humanitaria, no una crisis social ni económica. Ésta, sería una consecuencia y no una causa. De cómo actúe la dirigencia europea, determinará si se actúa sobre las causas y no las consecuencias.

En todo caso, de la manera en cómo se reconduzca esta situación, será crucial para evitar que se desborden las previsiones y nos lleve a situaciones en las que finalmente la factura la paguen los más débiles y cuya protección les sea negada.

He aquí que los líderes europeos tienen que actuar y ya mismo, sin dilaciones injustificadas como la que el pasado fin de semana se comunicara que en quince días se reunirán los jefes de estado y primeros ministros europeos.

Los líderes europeos saben perfectamente que el buen liderazgo no pertenece únicamente a la cultura corporativa, al de las grandes organizaciones. En todos mis escritos siempre he desmitificado esta posición doctrinaria, porque el buen liderazgo, ese que caracterizamos como efectivo, tiene un sentido igualmente crítico (por su importancia) para cualquier tipo de organización por más pequeña que sea. Pero más aún: adquiere una relevancia especial cuando las acciones que implementan los líderes tienen consecuencia en millones de personas, caso de las decisiones políticas.

Sres. líderes europeos: no hay demasiado margen de maniobra. Es tiempo de implementación de acciones. Una política a nivel europeo y en el caso de sus estados miembros, comprender que se trata de políticas de estado y no debe quedar sólo en iniciativas (por más humanitarias que sean) de ayuntamientos o redes institucionales que no respondan o adecuen a la política nacional que será la que tiene que adecuarse a la europea que se fije en los consejos.