Prefiero entender un por qué

Reflexiones que son lecciones de vida

José Luis Zunni | Martes 29 de septiembre de 2015

Robin Sharma, considerado uno de los mayores expertos en liderazgo en la actualidad a nivel mundial, afirma que “En realidad no hay errores en la vida, sólo lecciones de las cuales se supone que debemos aprender. No hay tal cosa como una experiencia negativa, de la cual surgen sólo oportunidades para crecer, aprender y avanzar por el camino del esfuerzo y la actitud para lograr las metas impuestas. De la lucha viene la fuerza. Incluso el dolor puede ser un profesor maravilloso”.



No se me ocurre mejor “contrapunto” a estas maravillosas reflexiones, que la que hace 2.500 años hiciera Buda: “Lo que Ud. piensa es en lo que se convierte. Lo que Ud. siente es lo que atrae a los demás. Lo que Ud. imagina es lo que crea”. Que nuestros pensamientos nos condicionan, tanto a nivel profesional como personal. Que nuestra imaginación es la que nos permite crear, en términos más actuales: la innovación tecnológica.

La cuestión es si estamos preparados para el fracaso. Pareciera ser que no. Nos resistimos a renunciar al camino del éxito, pero no sabemos cómo volver a retomar el sendero una vez que hemos perdido alguna que otra batalla. El ánimo y la fuerza para enfrentarnos al cambio y a cualquier otro desafío, proviene de nuestro interior. Pero no confundamos nuestra fuerza mental con lograr los objetivos a cualquier coste. Existe una ética y una moral que debemos respetar.

Lo que señala con su precisión habitual Warren Buffett: Busque tres cosas en una persona: inteligencia, energía e integridad. Si no tiene la última, ni siquiera se preocupe por las dos primeras”. En una conferencia TED, me impresionó la forma en que dictó esta sentencia, porque hizo un pequeño cambio sobre la marcha, típica de su capacidad de improvisación y de que es una persona que no se repite a sí misma. En vez de decir “no tenga en cuenta las dos primeras” dijo, “si no tiene la última (por integridad)…las dos primeras pueden matarlo”. Impresionante y contundente. Como diciendo, que demasiada inteligencia así como energía, aunque sin principios, valores y ética, son los factores que pueden llevar a una persona al desastre, a su ruina tanto económica como espiritual.

Me interesa siempre tener el control, como a casi todo el mundo. Pero cuáles son las cosas que están siempre fuera de este flagelo que es lo no controlable:

- Las opiniones de la gente.

- Los errores de la gente.

- Los sentimientos de la gente.

- Las acciones de la gente.

En cambio, aquellas cosas que puedo controlar, las que me hacen sentir que puedo gobernar mi vida, son tan sencillas como la actitud, el esfuerzo y especialmente, mi comportamiento.

Esto implica que estamos valorando la honradez y la honestidad como virtudes que no deben faltar, aunque escasean bastante hoy día, especialmente en alguna parte (que no toda) de la clase política.

Esto nos lleva a otra reflexión, la de la presidenta de General Foods, Clarence Francis que dice: “se puede comprar el tiempo de un hombre. También su presencia física en un lugar determinado. Lo que no se puede comprar es el entusiasmo, la iniciativa, la lealtad, la devoción tanto de los corazones como las mentes y las almas. Ud. tiene que ganarse estas cosas”.

Napoleón Bonaparte afirmaba que “todo hombre tiene su precio…la cuestión es dar con el”.

No hay que sentirse mal por tomar decisiones acerca de su propia vida que pueda molestar a otra gente. Ud. no es responsable de su felicidad. Es responsable sólo de su propia felicidad. Cualquiera que quiera que Ud. viva en la infelicidad, para empezar, no debería formar parte de su vida. Valore a la gente por sus acciones y nunca se sorprenderá entonces de sus palabras.

¿Quiere vivir una gran vida? La cuestión es saber qué cosas debe hacer y empeñarse (con todos los recursos a su alcance) en hacerlas y cuáles erradicar (al menos intentarlo)

Nos referimos a:

- Disfrutar de su tiempo a solas. Saber estar en silencio. Me recuerda la anécdota de dos vecinos en una urbanización, en el que uno pasaba haciendo su paseo diario a primera hora de la mañana y veía a su amigo con una pala cavando hoyos para plantar unos árboles.

- Trabajando desde temprano, le dijo

- No estoy descansando.

Otro día, a la misma hora de la caminata habitual, pasó frente a la casa de su amigo y le vio en el porche muy cómodamente sentado leyendo un libro

- Descansando, le dijo.

- No…trabajando.

Era evidente que su trabajo era mental y que cualquier otra actividad era una forma de relajarse.

- Celebra la felicidad de otros

Cuánto más nos importen los demás y festejemos, así como nos alegremos de su felicidad, más felices nos sentiremos, justamente por el sentimiento compartido. Debemos crear nuestra propia felicidad, especialmente preocupándonos por la de los demás, desde ya el núcleo familiar más íntimo.

- Desconectar de todo el ruido y lo que nos distrae

Qué cosas no debe hacer y hay que empeñarse en frenarlas

- Dudar de uno mismo.

- Dejar que la sociedad influya en uno en cómo se debe vivir.

- Depender de otros para nuestra felicidad.

- Poner excusas.

- Esperar siempre ese golpe de suerte que no llega.

- Vivir en el pasado y del pasado.

Las reflexiones alimentan nuestro espíritu. Nos ayudan a descomprimir el presente para planificar nuestro futuro. Nos permiten mejorar como personas, porque nos reflejamos en los espejos de otras, que nos ilustran con su forma de ver y entender la vida.