Tecnologías Emergentes

¿Final de partida para el automóvil de gasolina?

Los alemanes lo crearon y Alemania quiere enterrarlo

Miguel Ángel Ossorio Vega | Martes 11 de octubre de 2016
El Bundesrat ha aprobado una resolución para prohibir todos los vehículos que no sean eléctricos en 2030. Quiere que esta propuesta también se aplique en los países miembros de la Unión Europea.

Cuando las compañías tecnológicas empezaron a desarrollar vehículos eléctricos, nadie en el sector pensaba que terminarían por imponer su modelo, pero ahora son los países quienes se están sumando a esta corriente que busca eliminar los vehículos con motor de combustión interna, entre los que llama especialmente la atención Alemania por su papel, hace más de un siglo, en el nacimiento de los coches tal y como los conocemos en la actualidad: el Bundesrat, la cámara de representación de los estados federados, ha aprobado una resolución para prohibir los vehículos de gasolina y diesel en 2030. No es el primer país que lo hace (Noruega aprobó una medida similar este mismo año), pero sí el primero que plantea llevar más lejos esta medida: la quiere en toda la Unión Europea, por lo que va a proponer a las Instituciones comunitarias debatir este mismo proyecto.

Esta decisión alemana tiene muchas posibilidades de alcanzar el éxito en la UE, dado el poder que tiene el país en el club comunitario. La media tendría grandes implicaciones en países como España, Francia o Italia, donde el sector de la automoción es muy potente: en apenas una década tendrían que reconvertir por completo su industria para comenzar a fabricar exclusivamente vehículos eléctricos. Pero Alemania quiere asegurarse de que estas medidas salgan adelante cuanto antes, por lo que ya plantea que la Unión Europea obligue a los estados miembros a modificar sus sistemas impositivos para penalizar a los vehículos contaminantes y empezar a premiar a los eléctricos. Un paquete de medidas inmediatas enfocado que cambiar en poco más de una década un modelo de transporte vigente desde hace 131 años y en el que, curiosamente, Alemania tuvo un papel preponderante.

Tres alemanes, Karl Benz, Daimler y Maybach, desarrollaron el motor de gasolina hace más de un siglo, aunque por separado. Sus nombres son conocidos en la actualidad porque están ligados precisamente a la industria de la automoción vigente. Una industria de dimensiones colosales: se estima que el 5% de la población mundial trabaja en la fabricación, mantenimiento o venta de vehículos, lo que representa unos 8 millones de empleos directos (en Europa unos 250.000 empleos están ligados a este sector). La producción anual asciende a los 90 millones de vehículos, gracias a lo cual hay unos 1.200 millones de coches en circulación en todo el planeta. La contrapartida son los daños que causan estos vehículos: cada año mueren 12,6 millones de personas en el mundo por la contaminación del aire, de la que el coche es el principal responsable (junto con la industria). Se estima que si en una ciudad como Madrid se eliminase la circulación de los vehículos con motor de gasolina, la contaminación se reduciría en un 56% para las emisiones de dióxido de nitrógeno, en un 38% para las emisiones de monóxido de carbono, en un 65% para las partículas en suspensión y en un 41% para las emisiones de dióxido de carbono, según datos de 2011.

Lo que tal vez no reducirían los vehículos eléctricos es la cifra de fallecidos por accidentes de tráfico: se estima que mueren 3.500 personas cada día en el mundo por esta causa, lo que representa alrededor de 1,25 millones de personas cada año. Si bien estas cifras son más altas en países en vías de desarrollo, donde las precarias infraestructuras contribuyen a que haya más accidentes, en Europa pierden la vida cada año 370.000 personas (en España murieron más de 1.100 personas en 2015 por accidentes de tráfico en vías interurbanas, a pesar de situarse entre los países europeos con menor tasa de víctimas en la carretera y de reducir cada año las cifras de víctimas mortales). La solución a este grave problema llegaría de la mano del vehículo autónomo, otro importante proyecto en manos de decenas de compañías de todo el mundo llamado a garantizar por completo la seguridad del transporte gracias a la tecnología. La fusión del vehículo eléctrico (no contaminante) con el autónomo (100% seguro) cambiará para siempre un sector esencial para la economía global en los próximos años. La disrupción ha comenzado.

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