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¿De donde vienen las buenas ideas?

Steven Johnson desmitifica el proceso creativo

La gente conectada a redes sociales genera más ideas

Susana Blázquez | Martes 02 de septiembre de 2014

El mítico momento ¡Eureka¡ de la invención no existe. Los “inventos” son el fruto de un cúmulo de desarrollos, apoyos externos y casualidades, tan imprescindible como el trabajo cotidiano. La innovación camina de la mano de la hiperconectividad. Herramientas como Internet o las redes sociales han potenciado la innovación, porque unen personas que crean ambientes de trabajo sin conocerse. Steven Johnson lo cuenta en su libro “De dónde vienen las buenas ideas: Historia natural de la innovación". Resumió las claves de la creación en las conferencias de Fundación Telefónica.



La conexión de desconocidos para conseguir un objetivo común no solo genera movimientos sociales, también se ha convertido en un medio muy potente de la investigación. “La gente da sus ideas gratuitamente a través de redes sociales. Ha sucedido con Apps for Democracy. Ahora hay tecnología que nos permite solucionar de forma colectiva cualquier problema que requiera innovación. El CEO de Twitter ha llegado a serlo porque desarrolló desde su empresa un buscador para esta red social en sus inicios. Lo hizo de forma voluntaria y gratuita, y pudo hacerlo porque es una red abierta”, indica Johnson.

En contra de los agoreros que acusan a las redes sociales de hacer perder el tiempo a las personas, Johnson asegura que la unión de las personas genera innovación. Recuerda que ha sucedido en la creación de las ciudades, y está sucediendo con las redes sociales. “Las personas conectadas tienen más y mejores ideas, además de poder recabar ayuda para su trabajo”, explica Johnson.

“Los innovadores son quienes están mejor conectados y pueden obtener nuevas ideas de las distintas profesiones de su entorno”, puntualizó Johnson. Se trata más de una forma de pensar original que de inventar. “Las ciudades tienen más diversidad y han estado a la cabeza de las innovaciones. Las personas que he estudiado tienen muchos pasatiempos, y se comunican mucho. Las redes sociales son como los antiguos cafés en los que la gente se comunicaba. “Cuando uno presta ideas a otros pueden incubarse nuevas ideas”, subraya.

Desmitifica la figura del inventor aislado en su laboratorio, porque ha detectado los esquemas reproducidos en cada proceso creativo. “Las ideas mas importantes tienen un largo periodo de incubación de hasta diez y quince años. Le sucedió a Tim Berners Lee con la creación de Internet en los años noventa, todo empezó en 1982 para resolver un problema personal de trabajo, no existía el concepto de millones de ordenadores personales conectados a Internet”, cuenta Johnson.

Una mezcolanza de herramientas, ideas y tecnologías, reformuladas de forma distinta a sus inicios puede concluir en inventos revolucionarios. Así, en África se “inventó” una incubadora de neonatos hecha con recambios de coches en el entorno de una fábrica de Toyota, y porque no existían repuestos para las incubadoras que les enviaban de los países desarrollados.

La última pieza aportada por Johnson al rompecabezas de la invención es la “exaltación”, que es la simple adaptación al entorno. De esta forma, el inventor de la imprenta partió de una prensa de uvas para hacer vino.