Tecnologías Emergentes

Qué es la 'Charging Economy', la forma de ganar 600 dólares diarios gracias a los patinetes eléctricos

Revolución en la movilidad con múltiples aristas

Miguel Ángel Ossorio Vega | Martes 22 de mayo de 2018
Estados Unidos se está inundando de patinetes eléctricos de alquiler que han generado un nuevo modelo económico que triunfa entre adolescentes. Te contamos en qué consiste.

Las ciudades se han convertido en epicentro del cambio tecnológico por algo que las afecta desde su mismo origen: la movilidad. Conforme crecen, los problemas para trasladarse de un lugar a otro se multiplican en forma de atascos, contaminación, transporte público ineficiente y atestado o calles impracticables. Consistorios de todo el planeta se mueven a paso de elefante vetando vehículos en algunas zonas o ampliando aceras, mientras gigantes tecnológicos como Uber plantean alternativas para optimizar el uso del vehículo y start-ups de toda índole pueblan las calles con coches, motos y bicicletas de alquiler. Pero hay una vuelta de tuerca que promete una revolución aún mayor: los patinetes eléctricos.

Casi una decena de ciudades estadounidenses han sido tomadas por patinetes eléctricos de alquiler. San Francisco se ha convertido en el banco de pruebas de este nuevo modelo económico y de movilidad, y cuenta con hasta tres compañías de alquiles de patinetes eléctricos: LimeBike, Spin y Bird. Su funcionamiento es sencillo: los usuarios descargan una app en su móvil y observan en un mapa dónde hay patinetes disponibles, que se desbloquean con el propio teléfono. Un sistema que no utiliza bases o estaciones: los patinetes se pueden coger y dejar en cualquier lugar, algo que muchos usuarios se han tomado al pie de la letra hasta el punto de que es frecuente encontrarlos tirados en mitad de la acera, en cubos de basura, callejones o entre arbustos. Un comportamiento que, unido a que estos vehículos pueden circular a una velocidad de hasta 25 kilómetros por hora (y a que lo hacen por las aceras), ha llevado al Ayuntamiento de San Francisco a multar a las compañías propietarias e incluso a obligarlas a paralizar el servicio hasta crear un marco regulatorio específico.

A pesar de ello, la fiebre de los patinetes eléctricos de alquiler es imparable. Son cómodos, fáciles de usar y baratos, apenas un dólar por desbloquearlo y 15 centavos por minuto de uso. Son ubicuos, al poder encontrarlos en cualquier lugar. Son ecológicos, al no emitir gases contaminantes. Y son para todas las edades, ya que se asocian a la infancia (de donde provienen), a pesar de que las compañías propietarias recomiendan que el usuario sea mayor de edad, que disponga de carné de conducir y que utilice casco. Pocos lo cumplen.

¿Qué es la Charging Economy?

Sin embargo, lo que ha atrapado a los jóvenes no es precisamente la posibilidad de moverse por la ciudad en un medio de transporte adaptado a su visión del mundo: es la posibilidad de ganar dinero cargando patinetes eléctricos. Se conoce como "Bird Hunting" (caza aves), en alusión a una de las compañías más importantes del sector, que por otra parte han basado su propio modelo de negocio en la creación de esta actividad, que de paso fideliza a sus propios usuarios al permitir que se enriquezcan a costa del servicio.

El funcionamiento es sencillo: Bird paga a particulares entre 5 y 20 dólares por encontrar los patinetes descargados, recargarlos y devolverlos a las calles. Y esto es lo que ha dado lugar a un nuevo modelo económico, la 'Charging Economy' o 'Economía de Carga': personas que han empezado a ganar dinero cargando patinetes eléctricos. Lo hacen en sus casas, adonde los llevan después de realizar batidas (en ocasiones con furgonetas) para poder 'capturar' un mayor número de patinetes y cargarlos durante la noche, generalmente. Porque hasta ahora, la 'Charging Economy' supone un sobresueldo, aunque nada desdeñable: hay personas ganando 600 dólares en una noche simplemente cargando patinetes eléctricos.

Muchos se preguntarán cómo ganar dinero cargando patinetes eléctricos. La respuesta fácil es que en Estados Unidos todo es posible. La compleja es similar: puede hacerlo cualquiera. A diferencia de otras empresas de economía colaborativa, Bird no exige absolutamente ningún requisito para comenzar, lo que ha llevado a muchos adolescentes a organizarse para capturar patinetes eléctricos y cargarlos en su casa. Las redes sociales se han convertido en el canal de comunicación que utilizan para chivarse dónde hay patinetes escondidos, en una dinámica que incluso ellos comparan a salir a cazar Pokémon. Para ellos es un juego, pero no todo el mundo lo ve así.

Delitos y patinetes eléctricos

Mientras que decenas de adolescentes se afanan por ganarse unos dólares que complementen su paga semanal, bandidos de toda índole explotan las grietas del sistema para enriquecerse. Por ejemplo atracando a cazadores: esconden patinetes en callejones o lugares de difícil acceso y esperan a sus víctimas para desvalijarlos. En otras ocasiones, grupos organizados no dudan en recurrir a la violencia para atrapar primero un patinete descargado y hacerse con el botín (las normas de la empresa son simples: el que primero lo escanea, es quien lo carga y se lleva el dinero). Otras veces crean grupos de Facebook para reunir a cazadores y repartirse el trabajo, pero en realidad se trata de una estafa: para entrar en el grupo es necesario enviar una captura de pantalla del perfil de cazador en la app con la excusa de verificar que son cazadores legítimos. Lo que hacen en realidad es robar esa información para suplantar su identidad, eliminar su cuenta (y así a un competidor) y explotar otra de las fallas del sistema: Bird recompensa con 20 dólares a quien encuentre un patinete perdido, por lo que muchos usuarios esconden a propósito patinetes y luego anuncian que los han encontrado para hacerse con el botín. En otras ocasiones el negocio es aún más simple: desarmar un patinete eléctrico para robar la batería y revenderla por hasta 50 dólares, lo que se paga por ellas en el mercado negro. Que los patinetes estén equipados con una alarma que suena al manipularlo o tratar de moverlo sin haberlo desbloqueado es algo que ya no funciona: quienes los utilizan o viven en la ciudad han dejado claro que ya es uno de los sonidos habituales en su día a día, hasta el punto de que ya a nadie sorprende.

Sin duda, la fiebre de los patinetes eléctricos de alquiler dará que hablar conforme más ciudades y países los vayan poniendo en circulación por sus calles. De hecho, la propia Bird ha recibido el apoyo de los inversores y ha recaudado más de 115 millones de dólares para seguir expandiendo su negocio, que utiliza patinetes fabricados por Xiaomi que cuestan entre 200 y 500 dólares por unidad a precio de mercado. LimeBike ya lleva levantados más de 132 millones de dólares e incluso opera en Alemania y Suiza. Spin, por su parte, lleva 8 millones invertidos. Esto no es más que el principio.

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