FUTURO

Colapso

Gráfico muy expresivo publicado en el blog de Enrique Dans sobre el calentamiento global.

La extinción masiva de especies y el calentamiento global está llegando a un punto de inflexión o lo ha sobrepasado ya, lo que hace el colapso inevitable e inminente

Miguel Ormaetxea | Martes 14 de junio de 2022

Malas noticias: mientras los medios de comunicación se afanan en proporcionar miles de informaciones paupérrimas, superfluas, y desinformación a mansalva, cada día parece que se lleva más el periodismo de trinchera y la polarización política que acaba de denunciar como nefasto el nuevo director del prestigioso “New York Times”, Joe Kahn, la realidad más acuciante y trascendente, la extinción masiva de especies y la devastación del planeta por parte de los 8000 millones de Homo supuestamente Sapiens que la habitan, avanza sin tregua ni verdaderas acciones de corrección eficaz. Puede que ya sea demasiado tarde.



En su libro “The Sixth Extinction”, Richard Leakey y Roger Lewin estiman que la actividad humana está provocando la extinción de 30.000 especies al año. Si las tasas actuales de destrucción humana de la biosfera continúan, la mitad de todas las especies se extinguirán en 100 años. Algunos científicos proyectan tasas de extinción futuras de hasta 10.000 veces superiores a las tasas de fondo (véase artículo de Wikipedia “Extinción”). Pero seguimos con la matraca de las tonterías de los políticos y los resultados del futbol. Vamos muy mal.

No es difícil pronosticar algo que ya ha sucedido varias veces en este planeta y que está bien documentado, siempre por causas ecológicas y medioambientales. Por ejemplo, el magnífico libro del especialista Jared Diamont, “Colapso: cómo las sociedades eligen fracasar o triunfar”. O el de Joseph Tainter, “El colapso de las sociedades complejas”. Y en todos los casos el hundimiento no fue un elegante ocaso sino una catástrofe imparable. El astrónomo británico Sir Fred Hoyle nos viene avisando que es un asunto de una sola vez, solo tenemos una oportunidad. El sistema actual, basado en un crecimiento sin tasa ni límite, es manifiestamente insostenible y su desaparición es segura. Las conjeturas hablan de la posibilidad de que el colapso reduzca radicalmente la población de la Tierra a tan solo unos cinco millones de personas, que es la población que tenía el planeta antes del advenimiento de la agricultura. Entonces podría haber un nuevo punto de partida hacia la tecnología de alto nivel.

¿Una guerra atómica podría acelerar el colapso? Sin duda ese peligro existe. Veamos al caso de Putin y su guerra de Ucrania. Los servicios de inteligencia británicos vienen advirtiendo que Putin está gravemente enfermo, que está empantanado en su guerra y el tiempo corre en su contra. Llegado a un determinado punto podría verse tentado a usar algunas de las 1.700 cabezas nucleares que tiene. Paradójicamente, una guerra nuclear global detendría la actividad industrial y sería la oportunidad de salvar un planeta que se autodestruye. Esperemos que no sea esa la puerta de salida.

Es interesante observar que la opinión pública mundial, erróneamente conducida por unos medios que han perdido el norte, no aparecen alarmadas por nuestra deriva crítica. Cuando escribo estas líneas, en Madrid rozamos los 40 grados en junio, una ola de calor abrumadora. Pero la última encuesta realizada por Kantar Public en diez países principales, incluidos EEUU, Reino Unido, Francia y Alemania, detecta que el público está preocupado por la crisis climática, pero casi la mitad (46%) dice que no ven una necesidad real de cambiar sus hábitos personales. Las preocupaciones de los ciudadanos se centran en la evaluación negativa de los magros esfuerzos de los gobiernos. El 35% cree que las amenazas ambientales están sobrestimadas. Nadie quiere alterar sus hábitos consumistas. Se resisten a cambiar sus coches por un transporte público y cambiar nuestro modelo agrícola. Tenía razón el clarividente Tony Judt y ALGO VA MAL.