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Las compañías tecnológicas no compran empresas, compran talento

Las operaciones de acqui-hire se multiplican en el primer trimestre del año 

E. Díaz | Martes 02 de septiembre de 2014

Las grandes compañías tecnológicas se han decantado por la adquisición de start-up por cantidades millonarias para cesar la actividad una vez comprada. El objetivo de estas operaciones de acqui-hire (adquisición y contratación) no es comprar el producto sino el equipo que lo ha creado. 



Este fenómeno iniciado por Facebook está creciendo en los últimos tiempos de forma espectacular. Según los datos recogidos por la compañía de investigación PrivCo, en Estados Unidos se ha producido un salto del 91% en estas operaciones durante el último año. Solo en el primer trimestre de 2013 se han realizado 21 adquisiciones mientras que durante todo 2012 se llegó a 44 operaciones.

Facebook con 12 operaciones fue el mayor comprador de nuevas empresas durante el último año, seguida de Twitter, con ocho, Yahoo, con seis; Google, con cinco, y airbnb con dos.

Las últimas adquisiciones han sido realizadas por Yahoo con la compra de Summly, una empresa que ofrece un resumen de noticias creada por un joven británico de 17 que se convertía en millonario tras recibir 30 millones de dólares y empleado de Yahoo. Y Linkedin, que después de comprar el lector de noticias Pulse hace unos meses, ha adquirido Maybe, una pequeña start-up de San Francisco del ámbito de las encuestas online. En todos los casos, no se trataba solo de adquirir el producto, sino todo el equipo humano que desarrolla la idea.

El rápido crecimiento de estas operaciones está muy ligado a la situación del empleo en Silicon Valley, donde el número de ingenieros disponibles no es suficiente para responder a las necesidades de mano de obra de las grandes empresas tecnológicas. La compra de start-up ayuda a paliar el problema. 

Sin embargo, la práctica de estas acqui-hires también genera polémica. Según el informe de Privco, en la mayoría de operaciones el comprador cierra el negocio una vez adquirido, lo que supone terminar con la competencia antes de que sea demasiado grande. Desde el punto de vista financiero, los inversores de las start-up que contribuyeron a su puesta en marcha también pueden ver menguados sus rendimientos al no permitir a la empresa aumentar de tamaño.

La tendencia es que esta práctica continúe porque los mejores ingenieros se convierten en empresarios, crean su propio negocio y no es fácil contratar a los mejores profesionales en el mercado libre.