No en vano, entre todos hemos decidido tomar las tijeras para jugar con un papel en el que se dibujaba la silueta de un modo de vida que, hasta hace poco, considerábamos parte de nuestra identidad como ciudadanos. Eso que dimos en llamar Estado del Bienestar y que cada día que pasa es más Estado del Bienestuvo.
Los dedos que recortan -nuestros dedos- han decidido saltarse la línea de puntos y destrozar el texto que escribieron con esfuerzo distintas generaciones.
Con su ziszás, la tijera llena de espacios vacíos el papel donde antes brillaban hermosas palabras como progreso, razón o mañana.
Las letras sueltas que aún sobreviven al paso de las cuchillas afiladas se agrupan ahora en un único vocablo: miedo.
Y así, en esta España atemorizada, uno se levanta con una mala noticia como la que encabeza esta entrada y no puede evitar un sentimiento de alivio por no haber sido el afortunado en el último sorteo de tristeza.
Mezquino sentimiento que desaparece cuando se mira alrededor y se comprueba cómo disminuye el número de acompañantes, también de los más dotados, en nuestra marcha colectiva hacia quién sabe dónde.
Y entonces llega la pena y el verdadero espanto porque camino sin caminantes con los que compartir el viaje no es camino, sino inútil herida abierta en el mapa, tierra antaño fértil que se torna en seca y absurda cicatriz. Inútil trazo en la cartografía del porvenir.
David Martínez Pradales
Comunicador Corporativo
Otros post:
Otra lista de consejos sobre marca personal: Translucidez frente a transparencia
Viaje de ida y vuelta hacia un futuro posible de la comunicacón
El coletazo de una ballena salpica el lenguaje periodístico
Una hora para reservar el Iphone y morirse de hambre
Sobre Eurovegas, telecomunicaciones y académicos de la Lengua
La viga en el ojo de nuestro avatar
Gurús de la nada
Nace el Instituto de la Innovación Periodística ... ¿y de la Comunicación?
La foto de mi hermano
El nuevo papel de la prensa de papel
¿ Comunicación de empresa o empresa de comunicación ?
Periodista indie busca patrocinador
Spotify como posible modelo para nuevos soportes informativos
Un lector ante la crisis de la prensa