El sistema de pago Apple Pay aterriza por fin en Europa. Tras ser lanzada en octubre en EEUU, Reino Unido será la siguiente región en acoger una solución de pago móvil que pretende sustituir a las tarjetas de crédito convencionales.
La elección de Reino Unido no es casual. Los británicos han mostrado un fuerte apoyo a los pagos sin contacto, con una subida del 255% en 2014 y 58 millones de tarjetas en circulación, informa “The Guardian”. Con esta nueva forma de pago sin contacto, los consumidores podrán realizar compras online o en tiendas físicas, simplemente acercando su iPhone 6, 6 Plus o Apple Watch al terminal de cobro de los más de 250.000 negocios que aceptan ya este tipo de pago.
A diferencia de las tarjetas sin contacto, Apple Pay incluye una medida de seguridad adicional conocida como tokenización, que asegura que los datos de la tarjeta almacenados en un teléfono nunca pasan al minorista. Además, el pago está verificado por huella digital mediante el sistema Touch ID.
Por el momento, el límite de pago con Apple Pay es de 20 libras, que se ampliará a 30 libras en septiembre. Decenas de bancos han apoyado la llegada de esta plataforma, aunque uno de los grandes, Barclays, aún no la ha abrazado.
Esteban Blanco, experto en comercio móvil y director de Powa Technologies España y Portugal, pone de manifiesto que Apple Pay llega con algunas limitaciones, tales como la imposibilidad de utilizar este sistema con más dispositivos que el iPhone 6 y Apple Watch, además de que solamente usa la tecnología inalámbrica NFC. Lo que los consumidores y comerciantes demandan realmente, asegura, “es una solución universal y multicanal” que permita a los primeros “la compra de productos en cualquier momento, en cualquier lugar y desde cualquier soporte, usando un dispositivo digital”, y a los segundos, “mejorar la interacción con los consumidores”.