Si Suecia fue el país europeo que emitió los primeros billetes de estilo moderno en el año 1661, ahora va camino de convertirse en la primera nación que proceda a su abolición. Ésta es la conclusión a la que ha llegado el KTH Royal Institute of Technology de Estocolmo, cuyo profesor asociado, Niklas Arvidsson, asegura que ya no cree que el dinero en efectivo desaparezca en 2030, sino que va a suceder mucho más rápido: en 10 años o incluso menos tiempo.
El país con el nivel de vida más alto del continente ya registra datos demoledores. Según el Banco Central de Suecia, los pagos realizados con tarjetas aumentaron diez veces entre 1998 y 2013 y el pago móvil también lo hizo drásticamente. Los escandinavos ya realizan menos del 6% de todos sus pagos en efectivo, en contraste con el 47% de las transacciones en EEUU con billetes de dólar, informa “LP Magazine”. Este cambio de paradigma se refleja fundamentalmente en los 80.000 millones de coronas suecas (8.000 euros) que circulan hoy en el país, aunque solo entre el 40% y 60% está en circulación activa. Hace tan solo seis años llegaban a los 106.000 millones.
Los suecos utilizan tarjetas bancarias incluso para realizar una compra de bajo coste y los bancos están retirando sus cajeros automáticos. Las aplicaciones de pagos se multiplican. Algunas ya permiten desde pagar una pequeña deuda a un amigo, a comprar cervezas en un bar sin esperar colas. Pero si hay un sistema que ha acelerado la digitalización de dinero en el país es la aplicación Swish. La popular app permite el pago directo entre particulares en tiempo real y ya está revolucionando el sistema bancario sueco. Swish cuenta con más de 3,5 millones de usuarios, una cifra impresionante si se tiene en cuenta que la población total de Suecia es de 9,5 millones de personas.
Los pagos digitales son más sencillos, menos costosos pero, sobre todo, más transparentes que un dinero en efectivo que ha sido utilizado por la delincuencia organizada y el terrorismo. Pero plantean un desafío para una sociedad en la que las personas mayores del entorno rural, los inmigrantes y personas sin hogar no tienen acceso a teléfonos móviles y ordenadores para realizar sus pagos.
Por el momento, el sistema de transporte público en Estocolmo prohibió hace algunos años el dinero en efectivo para acabar con los robos a los conductores. La cadena de muebles Kungsaengen dejó de aceptar dinero en efectivo en 2012 porque era un riesgo para la seguridad de los trabajadores. Y hasta los vendedores ambulantes aceptan pagos con tarjeta. Pero sin duda, lo más llamativo es que las iglesias reciben con regularidad donaciones digitales.