1.El cloud computing, a diferencia de los servidores tradicionales, genera espacios de alojamiento virtuales, para lo que utiliza los recursos de varios servidores físicos. Para entenderlo basta con pensar en un ordenador: existe un disco duro con una capacidad limitada de memoria para alojar archivos, ya sean 10 GB, 300 GB o 1TB (1000 GB). Una vez llenamos este espacio, es necesario ampliarlo: podemos instalar un nuevo disco duro con más capacidad (por lo que tendremos que copiar el contenido del disco duro antiguo al nuevo si queremos mantener nuestros archivos), podemos utilizar algún tipo de memoria externa (un disco duro externo, un pendrive, etc) o podemos quedarnos así y no almacenar más información. Es un servicio limitado que, además, es vulnerable a la suerte que corra el hardware: si se estropea algún componente de nuestro ordenador, no podremos acceder a la información que hemos guardado en nuestro disco duro.
2.Con el cloud computing se superan todos estos inconvenientes, ya que nuestra información no está almacenada en una única máquina (servidor), sino que está alojada en varias máquinas a lo largo y ancho del mundo. De este modo, no sólo podemos aumentar el espacio de almacenamiento cuando lo necesitemos, ya que no estamos atados a los recursos de un único servidor, sino que cualquier fallo en el hardware de uno de los servidores que estemos utilizando no afectará a nuestros datos, al estar alojados en distintos lugares. Dicho de otro modo: al no depender de una única máquina, no tendremos que sufrir ni la carencia de espacio ni los problemas derivados de un error técnico, y nuestros datos siempre estarán a nuestra disposición.
3.Los primeros servidores en la nube empezaron a comercializarse entre 2006 y 2008, pero la revolución ha llegado hace apenas cinco años, cuando casi todas las empresas de alojamiento web comenzaron a ofrecer estos revolucionarios servicios, como 1and1, por ejemplo. Si bien al principio eran un servicio premium, ya que son más rápidos y seguros, en la actualidad su precio es similar al de los servidores tradicionales, por lo que muchos usuarios, empresas e instituciones han optado por la nube para alojar sus datos y poder ofrecer mejores servicios a sus clientes.
4.El rápido avance del mercado del cloud computing ha hecho que incluso existan empresas especializadas en evaluar el rendimiento y la calidad de estos servicios, creando incluso estudios comparativos como el que realiza Cloud Spectator entre proveedores para ayudar a empresas púbicas, y privadas a elegir con acierto los servicios que mejor se adaptarán a sus necesidades.
5.Cada vez hay más empresas que confían en esta nueva tecnología, ya que les ofrece rapidez, seguridad y flexibilidad. Por ello, existen numerosas iniciativas para migrar los datos alojados en servidores físicos a la nube. De este modo, las empresas se protegen de los riesgos de los servidores tradicionales para seguir ofreciendo a sus clientes y usuarios un servicio de calidad, ahorrar costes y mantener a salvo sus datos. Los usuarios, por su parte, llevan tiempo utilizando estos servicios gracias a productos gratuitos y de pago que ofrecen alojamiento en la nube, como Dropbox o Google Drive.
6.Cloud Spectator ofrece en su página web los resultados de este estudio anual, que ya está disponible para su descarga y consulta para poder evaluar qué servicio se adecuará mejor a sus necesidades.