Tempus fugit! El mundo fue de las multinacionales, pero cada vez es más de los freelances. El 45% del empleo en Estados Unidos es ya de autónomos. La bipolaridad del siglo XXI lleva a profesiones escasas ricamente retribuidas frente a profesiones basura que no llegan ni a mileuristas. Y en este caldo de cultivo afloran como hongos los habitantes de nuestra tribu.
Sin embargo, la unión hace la fuerza. Por ello, el modelo relacional de los knowmadas digitales cada vez comienza más a seguir el modelo colaborativo mundial de los hackers. Se están conformando las primeras redes de ayuda. El paradigma ha cambiado: ningún knowmada puede subsistir en el desierto de internet si no cuenta con un mentor (otro knowmada ya consagrado por el éxito) que le ayude a lograr los dos retos de cualquier nativo de esta tribu: pergeñar un modelo de negocio que genere ingresos y perfeccionar el modelo de contenidos para conseguir tráfico, engagement y redifusión por social media.
Los knowmadas más característicos son los que llamamos blogueros y que ya existían antes de que en 2011 los rebautizara el doctor Jhon Marevoc, padre del concepto knowmada, en su charla TED. Algunos suman a esta tribu tanto a los blogueros como a los youtubers, así como otros influencers sociales de Instagram, Facebook y otras redes. Pero el grueso de ellos son tecnólogos al servicio de empresas y multinacionales a los que prestan servicios mercenarios de manera puntual y nunca en plantilla.
Los knowmadas, a diferencia de los hackers, son una tribu pacífica que defienden principios de economía colaborativa. En su cultura existe el principio de igualdad (no hay ni edad ni rango), apoyo mutuo (viven de su conocimiento que regalan a otros knowmadas), tecnofilia (amor a la tecnología), plataformas abiertas, autodidactas, colaborativos, resilientes al fracaso, anarquistas, independientes, libres, sin horario, sin raíces, sin país.
Ya se han creado los primeros hoteles para ellos en Alemania. Los coworkings los estimulan con cantos de sirenas. Aportan talento y conocimiento a grandes corporaciones. Asesoran a empresas y profesionales. Se mueven por todo el planeta como hormigas ante una tormenta.
Dicen que la palabra clave que los define es la pasión, pasión por aquello que hacen, por aquello que conocen. Son especialistas en temas que estudian, perfeccionan y mejoran cada día. Y todo ello, porque quieren hacer lo que hacen y porque viven del conocimiento que desean tener. Son felices haciendo lo que hacen.
La mayor parte de los knowmadas comenzaron su andadura con un modelo de negocios ‘bootstrapping’; es decir, comenzaron con lo puesto, sin recursos, ahorrando y reinvirtiendo, autofinanciándose y buscando colaboraciones cruzadas con almas gemelas.
La atomización de las profesiones hace que la cultura knowmada se consolide en todo el mundo occidental. A ello contribuye la desmembración de profesiones como el periodismo, el turismo, los alojamientos, el transporte, la venta de billetes, el comercio… y hasta las finanzas. A la par, las profesiones técnicas están dispuestas a aportar conocimiento especializado a proyectos singulares, que funcionan como campañas. Cuando termina la campaña, se disuelven los equipos de talento sofisticado, para mantener la empresa su perfil previo.
Es el mundo mutante y knowmada de economía colaborativa bootstrapping.
Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN y presidente de la Asociación de Profesionales de la Comunicación (ProCom).