El Presidente es el primero en cambiar su móvil, pero más de 20.000 personas de las dos cámaras estadounidenses también abandonarán los teléfonos de la firma canadiense para adoptar otros aparatos.
BlackBerry fue, durante años, la marca de teléfonos móviles más utilizada entre políticos y personalidades que necesitaban proteger la seguridad de las comunicaciones. En paralelo, una legión de millennials adoptaba también estos aparatos porque su teclado físico se prestaba al chateo compulsivo. Los problemas llegaron cuando la firma canadiense fue, literalmente, engullida por iPhone y Android, hasta el punto de perder primero a los jóvenes… y parece que ahora a los políticos.
BlackBerry llegó a sufrir serios problemas económicos cuando dejó de ser uno de los referentes del incipiente mundo de los smartphones. Terminó renunciando a su sistema operativo para probar suerte con Android, pero lo cierto es que todavía no ha conseguido levantar cabeza: ya no ofrece nada nuevo.
Ahora, parece que los políticos estadounidenses son los últimos en abandonar el barco. El Presidente, Barack Obama, ha sustituido su BlackBerry por un Samsung Galaxy S4, un modelo de 2013, aunque no tiene mucho que envidiar a productos actuales. El teléfono está “trucado” por los servicios de seguridad del país para reforzar la privacidad del aparato. Por su parte, las casi 20.000 personas que utilizan un móvil en las cámaras parlamentarias estadounidenses iniciarán en breve una transición hacia otros modelos, abandonando definitivamente la BlackBerry.
La caída en desgracia de BlackBerry recuerda bastante a la sufrida por otro líder en su momento, la finlandesa Nokia. En ambos casos,
el poder de Android se fue imponiendo en la industria mientras ellos apostaban por sus propios sistemas operativos, lo que irremediablemente condenó a ambas instituciones de la telefonía móvil poco menos que a la desaparición del mercado. En los últimos años ambas marcas han intentado reconducir su estrategia, pero hasta ahora parece que demasiado tarde. No obstante, la industria avanza a tal velocidad (y el componente “moda” es tan importante en ella) que
tal vez ambas puedan resurgir de sus propias cenizas y sorprender, años después, haciendo lo que mejor sabían hacer: teléfonos móviles. Aunque Obama se decante por un Samsung.