El IVA sigue atormentando a los editores de prensa digitales europeos. 2014 ha sido un año convulso, lleno de reivindicaciones. La Asociación Europea de Revistas (EMMA) y la Asociación Europea de Editores de Periódicos (ENPA) mostraron su apoyo a la solicitud presentada por Alemania y Francia ante las autoridades europeas para reducir el IVA digital. Cabe recordar que a principios de año Francia desafió a la UE al rebajar el IVA digital del 20% al 2’1%, cuando la normativa continental prohíbe alinear la tasa digital con la de la impresión.
Ahora la prensa tendrá que hacer frente a una nueva complicación. A partir de enero de 2015, los editores deberán aplicar el IVA que esté vigente en el país al que pertenezca el comprador de cualquier productoy no el del lugar donde tiene la sede la empresa digital. Es decir, la venta de cualquier contenido digital, ya sean aplicaciones, libros electrónicos o suscripciones a periódicos y revistas, tendrá un precio fijo al que habrá que sumar el IVA que corresponda al país de cada usuario.
Según publica “The Media Briefing”, los editores tendrán que asegurarse de dónde se encuentra su cliente y aportar las pruebas pertinentes. El lugar de origen del comprador se puede demostrar a través del código de país de la tarjeta SIM o bien con la ubicación que refleje el teléfono móvil, pero si no fuera posible, será necesario que el editor proporcione dos pruebas no contradictorias para justificar la procedencia del cliente.
Para intentar simplificar las molestias administrativas, se ha puesto en marcha el sistema MOSS (Mini One Stop Shop). Este portal permitirá a los editores entregar sus declaraciones de impuestos en un único país sin necesidad de darse de alta en cada estado miembro. El país en el que tenga su sede la empresa será el encargado de proporcionar el dinero al país del comprador.
Con esta medida, la Unión Europea prevé recaudar 3.000 millones de euros más y evitar que empresas como Amazon compitan de forma desleal estableciendo su sede en países como Luxemburgo, donde los impuestos son más bajos y el margen de beneficios, por tanto, mayor.
Los editores deberán armarse de paciencia y plantearse realizar una nueva inversión que pasa por la creación de un departamento de contabilidad que lleve a cabo todo el trabajo administrativo adicional si no quieren perder dinero al cometer cualquier error.