La operación, valorada en 85.400 millones de dólares, no daña a la competencia y podrá hacerse efectiva, sentando un precedente al que se podría acoger Disney para hacerse con los activos de la Fox.
La teleoperadora AT&T tiene luz verde para fusionarse con Time Warner, el conglomerado mediático propietario desde la CNN hasta los estudios Warner Bros. Un juez de Estados Unidos ha dictaminado que la operación, valorada en 85.400 millones de dólares, no dañará a la competencia, desmontando los argumentos del Departamento de Justicia, que opinaba lo contrario. La decisión judicial supone un varapalo para Donald Trump y sus halcones, muy críticos con la operación, en parte porque despeja el camino a la compra de los activos de 21st Century Fox por parte de Disney, aunque también permitirá a Comcast pujar por ellos.
La batalla legal llevaba en marcha desde noviembre y el fallo ha llegado apenas unos días antes de que venza el acuerdo de fusión, previsto para el próximo 21 de junio. El acuerdo se anunció en 2016 y demostró el enorme cambio que está experimentando la industria mediática en el mundo, presionada por las plataformas digitales como nunca antes. Su respuesta parece ir de la mano de las telcos, las únicas capaces de utilizar la billetera para reposicionarse en un mercado revolucionado por las grandes compañías tecnológicas.
Por qué AT&T quiere comprar Time Warner
Internet es el epicentro de esta batalla por atraer al usuario a través de servicios de todo tipo, y AT&T, siguiendo la tendencia de las telcos de hacerse con contenidos audiovisuales para ofrecer valor añadido, pensó que contar con la CNN, TNT, HBO o todos los contenidos de Warner Bros. sería la clave para plantar cara a Netflix o Amazon. No se equivocaron, pero se encontraron con un muro político que ahora han logrado sortear. El Departamento de Justicia argumentaba que AT&T lograría un excesivo poder en el mercado, incluso con capacidad para elevar precios y expulsar a sus competidores. Nada de esto ha visto el juez que ha dado luz verde a la operación, a pesar de que la compañía ya posee una plataforma digital, DirecTV. El principal argumento de AT&T era que Time Warner había tenido en su momento su propia plataforma de televisión por cable y que nunca había utilizado su poder en contenidos para expulsar a sus competidores. También explicó los desafíos a los que se enfrentan estas compañías por el empuje de las tecnológicas.
La decisión judicial no solo revolucionará el ya convulso mercado audiovisual, sino que podrá utilizarse como
argumento para futuras integraciones verticales: la unión de dos empresas que no son competidores directos, como es el caso. Obviamente, Amazon, Facebook, Google o Apple sabrán lo que eso significa, aunque su voracidad ha hecho que en cierto modo ya estén formando parte de industrias no directamente relacionados con su
core de negocio, lo que dificultará futuros movimientos en este sentido. Ahora mismo está todo por hacer. Otra vez.