En mi caso particular como periodista amazónico peruano, ejercemos esta noble profesión pese a las incomprensibles y desafíos que se presentan cada vez que buscamos transmitir información útil a la sociedad. Efectivamente, es extraño,muy extraño , pese a todo ello conservar esa vocación y emoción social sin gozar de un sueldo mensual o raros y escasos patrocinios privados. Sólo la muerte nos hará cambiar o detendrá este apostolado que no aspira reconocimientos, sino el gozo interior de aportar una pizca del arte de informar para crear opinión ciudadana en un país con autoridades que no son servidores públicos.