Se busca que paguen impuestos, que estén asegurados, que no puedan hacer daño a los humanos o que tengan un interruptor de emergencia que permita desconectarlos en caso de necesidad.
“Personas electrónicas”. Así es como define a los robots la encargada de elaborar el informe que ha solicitado el Parlamento Europeo para crear un nuevo marco jurídico que permita la futura (e inminente) convivencia entre los humanos y las máquinas inteligentes. El término, que suena a película de ciencia ficción, demuestra la magnitud de una realidad que está llamada a cambiar el mundo que conocemos. La Unión Europea se está preparando para ello.
Los robots que están por llegar serán inteligentes y autónomos. Esto puede suponer un riesgo para la población, ya que los robots serán capaces de aprender por sí mismos nuevas acciones y ponerlas en práctica sin intervención humana. La UE quiere adelantarse a ello, por lo que prohibirá desarrollar, fabricar y utilizar robots que tengan como objetivo hacer daño a los humanos. Además, todo robot deberá tener un interruptor de emergencia que permita desconectarlo en caso de necesidad.
Los robots asumirán en el futuro tareas importantes, por lo que deberán estar asegurados como se hace, por ejemplo, con un vehículo. La medida se aplicará únicamente a los de gran tamaño, por lo que se deduce que los pequeños androides que tendremos en casa para ayudarnos con las tareas del hogar estarán exentos. No obstante, muchos robots deberán pagar impuestos.
Hace algunos meses la UE ya barajó la idea de que los robots coticen a la seguridad social, dada su condición de “personas electrónicas” que sustituirán a humanos en algunos trabajos. La Unión Europea quiere evitar que las empresas sustituyan a los humanos por robots para aumentar sus beneficios a costa de las arcas públicas, así que obligará a que cada robot que esté produciendo beneficios para la empresa pague sus correspondientes impuestos. No obstante, en la UE saben que mucha gente perderá su empleo en las próximas décadas por el auge de la robótica, así que en la misma legislación ya baraja la idea de implantar la renta básica universal, algo que importantes voces del mundo tecnológico entienden como imprescindible para garantizar la sostenibilidad de la sociedad.
Aunque todas estas propuestas deberán debatirse en los próximos años, demuestran que
la clase política ha comenzado a tomar conciencia de los cambios que se verán a nivel económico y social de la mano de la robótica. No quieren repetir los errores cometidos con otras tecnologías que se despreciaron en su momento y cambiaron las reglas del juego después. Y menos si esa realidad implica el nacimiento de un nuevo tipo de “personas”: las electrónicas.