La televisión nació como un medio para disfrutar en compañía. La gente se reunía con la familia y los amigos para ver las emisiones y comentarlas. Tan solo ocho décadas después de la primera retransmisión televisiva, el fenómeno ha cambiado radicalmente. Seguimos viendo la televisión acompañados, pero ahora lo hacemos de nuestro teléfono móvil. Así lo pone de manifiesto un estudio llevado a cabo en Alemania por Fittkau & Mass, y publicado por Marketing Directo, en el que se recoge que más de la mitad de los espectadores (un 55 %) ve la televisión mientras utiliza el PC, el portátil, el ordenador, el smartphone o la tableta; es decir, la llamada segunda pantalla. Pero lejos de lo que muchos puedan pensar, este consumo simultáneo no está motivado por el interés de los espectadores de comentar globalmente lo que ven en sus redes sociales. La tendencia, aunque en aumento y determinante para las empresas televisivas para conocer las opiniones del público, se da en un porcentaje muy bajo. De hecho, según el análisis, alemán solo el 10,2% emplea las segundas pantallas para interactuar sobre lo que está viendo en el momento, cifra que baja al 1,8% en el caso de la publicidad.
La mayoría utilizan el dispositivo para navegar por Internet (el 49%), para leer y escribir emails (el 47,7%) o para consultar las redes sociales (el 35,6%). Respecto al tipo de aparato tecnológico que comparte el tiempo con la televisión, un 52% de los encuestados vio la televisión con un portátil, un 37% con un Smartphone, un 12% de una tableta, y un 30% con un PCs
Y, ¿es el uso compartido bueno para la televisión? Varios estudios apuntan que sí al suponer una oportunidad para la interacción y más tras haber demostrado las redes sociales en diversas ocasiones que son el mejor foro de recomendación para un programa. Así, un estudio realizado por Red Bee Media establece que 1 de cada 3 usuarios con dispositivos conectados prefiere ver un programa en directo antes que a la carta si hay mucha actividad social en la red sobre ese programa. No obstante, dicho estudio también pone de manifiesto que las cadenas de televisión y las plataformas de contenidos no saben aprovechar dicho potencial para impulsar un modelo que permita mejorar la relación con los espectadores.