A pesar de ser un país que goza de buena salud económica, con un creciente desarrollo tecnológico (es el cuarto o quinto país más avanzado en América Latina, situándose entre Brasil y México y cerca de Chile y Colombia) y una fuerte cultura literaria, el libro electrónico no llega a implantarse en Argentina. De hecho, sólo supone un 1% de las ventas del sector editorial, frente a cifras como las de Estados Unidos, donde los libros electrónicos comercializados suponen ya el 28% respecto al total, según Bowker Market Research.
La escasa adopción de los e-books en Argentina no se debe a una filosofía contraria al formato digital, sino que radica, como apunta Smartplanet, en una política económica con fuertes tasas de importación y una industria proteccionista que a menudo aboga porque las empresas tecnológicas tengan que abrir fábricas en el país para poder vender allí. De ahí, que en un país como Argentina, donde la presencia de Amazon y Apple, los dos gigantes de la industria del libro electrónico, es prácticamente nula, la venta de lectores electrónicos no esté muy extendida. A ello se suma una limitada oferta, fruto de los problemas de importación de las empresas –Grammata, una de las compañías que opera en Argentina, ha estado cuatro meses con sus lectores detenidos en la frontera–, y los elevados costes de estos dispositivos tecnológicos, dos veces superior que en los países vecinos.
Por ello, las expectativas de crecimiento del sector no son muy optimistas. Gustavo Canevaro, presidente de la Fundación El Libro, encargada de la organización de la Feria del Libro de Argentina, una de las más importantes del planeta, estima que en 2013 los e-books supondrán un 2% del mercado y que en Argentina habrá que esperar al menos de cinco a siete años para llegar a los niveles de implantación de Estados Unidos. Por ello, considera que la industria del libro electróncio es una “inversión de futuro”.
El lento crecimiento del libro digital se ha visto reflejado en la última edición de la Feria del Libro, donde sólo dos expositores de los casi 450 del evento se enfocaban a este tipo de publicaciones. Y es que, de momento, el interés por este tipo de formato es cosa de minorías.
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