El discurso que Katharine Viner ha ofrecido en Australia se ha centrado en un profundo análisis de la nueva era del periodismo, una industria que ha pasado a convertirse en una gran web abierta en la que se ha democratizado la comunicación.
Por lo tanto, este cambio que estamos viviendo no es sólo tecnológico, sino también conceptual y sociológico y está ocurriendo a tal velocidad que ha pillado por sorpresa a la mayoría de las empresas periodísticas. Otras simplemente se resisten a la transformación necesaria que implica este nuevo panorama de los medios, lo que va en contra de sus propios intereses.
“The Guardian” recoge las palabras de Viner en un discurso clarificador en el que dio pautas sobre cómo hacer buen periodismo en la era digital y no morir en el intento.
La prensa escrita se caracteriza por estar constreñida a un formato fijo, inamovible y muy limitado. Internet ha cambiado la forma de organizar la información, poniendo al servicio de las redacciones una plataforma en la que el flujo informativo es libre y pierde su rigidez anterior. Las posibilidades que se abren ante nosotros son ilimitadas. El trabajo no termina en las rotativas. En la web, la actualización es constante. La información se puede cambiar, mejorar, mover, eliminar, ampliar, e incluso se permite el feedback con los lectores.
Katharine Viner asegura que este paso de una comunicación fija a una más fluida es visto por muchos expertos como una vuelta atrás en el tiempo. El académico danés Thomas Pettitt tiene la teoría de que el período de 500 años que tuvo lugar tras la invención de la imprenta es una interrupción en el flujo normal de la comunicación humana. Él llama al tiempo dominado por la impresión “Paréntesis de Gutenberg” y lo que estamos viviendo ahora con la expansión de Internet es una vuelta al estado pre-Gutenberg, una era en la que la comunicación tiene las características de las tradiciones orales: es efímera, fluida y se basa en chismes, rumores y conversaciones. “El nuevo mundo es de alguna manera el viejo mundo, el mundo antes de la impresión”, sentencia.
Pero hay más expertos que comparten esta opinión. Dick Costolo, CEO de Twitter, considera que Internet es una especie de ágora griega en la que todo el mundo puede expresarse, el intercambio de información es fluido y no pasa ningún tipo de filtro. Esa fascinación humana por hablar y ser escuchado, según el Manifiesto Cluetrain, uno de los textos de negocios más influyentes de la era de Internet, podría estar detrás de la verdadera atracción de la red. Internet no es un sistema novedoso, es sencillamente un retroceso a la era de la tradición oral y los cuentacuentos. Y el hombre siempre vuelve a sus orígenes.