Mientras la mayor parte de los ejecutivos ya comprende la importancia que la IA tendrá en el futuro, solo una de cada cinco empresas la ha incorporado a sus procesos.
La Inteligencia Artificial (IA) está llamada a revolucionar no solo el campo de la tecnología, sino el mundo en general. Se espera que sea la mayor revolución desde Internet y el smartphone, algo que afectará a todos los sectores imaginables y que tendrá un impacto directo en nuestras vidas. Pero todo esto es la teoría, las predicciones. Por eso mismo, MIT Sloan Management Review y Boston Consulting Group han llevado a cabo un estudio que profundiza en la opinión que despierta la IA entre ejecutivos y empresas. Los resultados demuestran claras diferencias entre la ambición y la ejecución real, con unas altísimas expectativas que no se reflejan en acciones concretas.
Para empezar, más de tres cuartas partes de los ejecutivos esperan que la Inteligencia Artificial cree una ventaja competitiva o nuevas líneas de negocio para sus empresas, pero solo una de cada cinco compañías ha incorporado la IA a su negocio. Ni siquiera sucede en las grandes compañías (que tienen mayor músculo financiero para invertir en este campo), ya que solo la mitad tiene algún tipo de estrategia al respecto. Pese a esto, el 60% espera que en apenas cinco años la IA tenga un impacto real en las ofertas y procesos de su organización. La mayoría de los encuestados prevé efectos considerables en tecnologías de la información, operaciones y fabricación, así como en gestión de la cadena de suministro y actividades orientadas al cliente.
Riesgos y oportunidades
La encuesta, en la que han participado 3.000 ejecutivos de 112 países y 21 sectores diferentes, revela también que el 80% de ellos ve la Inteligencia Artificial como una oportunidad estratégica, mientras que casi el 40% lo ve como un riesgo. Hasta el 13% no lo ve ni como riesgo ni como oportunidad. Todo esto se traslada también al efecto de la IA sobre el empleo. Así, el 47% cree que la fuerza de trabajo de sus empresas se reducirá en los próximos cinco años, pero el 80% cree que las habilidades de sus empleados aumentarán. El 31% cree que la IA quitará algunas de las tareas actuales en sus propios trabajos.
Inversión
La Inteligencia Artificial, por lo novedoso y complejo del asunto, requiere potentes inversiones en la actualidad. El 16% de los encuestados afirma conocer el coste de desarrollar productos y servicios basados en IA, pero el 17% pensaba que su empresa no lo entendía. Asimismo, mientras que el 19% estaba de acuerdo en que su empresa entendía los requisitos para entrenar a los algoritmos, el 16% pensaba que su organización carecía de tales conocimientos.
Con todos estos datos el estudio traza los distintos perfiles que existen actualmente en el mundo empresarial respecto a la Inteligencia Artificial. Hay, concretamente, cuatro: los pioneros (19%), organizaciones que entienden y han adoptado la IA y que están a la vanguardia del asunto; investigadores (32%), que entienden la importancia de la IA pero no la están desplegando salvo en casos piloto; probadores (13%), que ya están probando IA, aunque sin una profunda comprensión; y pasivos (36%), que ni adoptan ni comprenden en toda su magnitud la Inteligencia Artificial.
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