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Ganarse el respeto en el liderazgo

Por José Luis Zunni
martes 17 de mayo de 2022, 12:24h
Si no estás en una organización militar, digamos lo que la gran mayoría de personas formamos parte a diario en todas las latitudes, o sea esa gran población civil de todos los países, el respeto no se puede exigir por una regla interpuesta como un oficial de menor rango saluda a su inmediato superior. En el ámbito civil, el respeto se gana día a día. Pero, además, muchas personas que con su trabajo y logros diarios son admiradas, automáticamente se han ganado el respeto de los demás por lo que se dice habitualmente de este tipo de personas: su excelente trayectoria.
Ganarse el respeto en el liderazgo
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Si un grupo humano, por ejemplo, en una organización, no siente respeto por su líder o por un mando intermedio, es entonces casi imposible liderar con efectividad porque siempre ese jefe, será cuestionado en lo que diga y especialmente en lo que haga. En cambio, si se sabe cultivar ese respeto en los demás hacia la persona que está en posición de liderazgo, podrá administrar equipos, departamentos y lo que se le ponga por delante. Las metas y los objetivos fijados no supondrán un problema.

Qué es lo que no debe hacerse

1º) Falsas promesas

Es muy sencillo comprender cómo afecta al liderazgo cuando se ha prometido, por ejemplo, un plazo determinado para cumplir con una tarea. Pero por un problema de coordinación con las personas encargadas de hacer el trabajo, no se pudo llegar a tiempo. La cuestión es que el jefe prometió a la dirección una fecha, lo cual justamente decir “no hemos podido” o “hay que aplazarlo unos días” es una manera de sabotearse a sí mismo en cuanto a credibilidad. Pero, además, también el equipo pierde confianza en su jefe porque se dan cuenta que ha habido un “tirón de orejas” del director de departamento o del mismo CEO de la empresa.

Otra manera de perder el respeto, caso de este mismo trabajo incumplido, es que genere una pérdida de respeto no solo por el plazo de cumplimiento, porque incluso podrían argüirse razones que lo justifiquen. La cuestión es cuando el respeto se pierde no por el hecho no cumplido, sino por la pérdida de prestigio que supone para los demás que no se haya cumplido.

Se ha efectuado una promesa que resultó que no era cierta. Suele pasar cuando te presentan algo que resulta no ser cierto. No importa cuán grande o pequeño sea el hecho. Puede que la primera oportunidad en la que se produce termine pasando, se piden disculpas y “aquí paz y después gloria”. Pero qué pasa cuando ocurre una segunda vez. Sin duda, ya no es la palabra solo incumplida, sino la credibilidad de la persona que resulta seriamente dañada. Y casi siempre ocurre que no hay una tercera vez, porque es altamente probable que nunca vuelvas a confiar en esa persona cuando comprometa su palabra.

2º) Acostumbrarse a la informalidad

Cada vez que hablamos de los malos hábitos en nuestra vida cotidiana, tanto a nivel personal como laboral, el fenómeno más nocivo para nuestra credibilidad es tomarse la falta de palabra y cumplimiento como algo normal, que no hemos llegado a tiempo o tuve determinado problema. O sea, aparece un término que es tremendamente destructivo para el crédito personal: la justificación. En vez de justificarse porque se ha incumplido ¿no es mejor hacer y evitar ponerse rojo de vergüenza? La justificación es la excusa para los que no quieren afrontar responsabilidades. Generalmente se da en personas que son mediocres.

3º) No respetarse a sí mismos

¿No te parece que se nos hace un nudo en el estómago cuando nos vemos forzados a respetar a una persona que no se respeta a sí misma? Esto ocurre con más frecuencia de lo que debería, especialmente en ámbitos laborales en los que, si bien no es necesaria la perfección en las conductas personales y en la calidad humana que se le supone a ese grupo de personas, siempre habrá jefes (también líderes) que cada paso que dan, cada decisión que toman, en suma, cualquier cosa que digan o hagan van acompañadas de inseguridad y falta absoluta de confianza en ellos mismos, y por supuesto, en la que depositan en los demás. No se puede tener confianza en otras personas, cuando no se tiene ni la mínima cuota de confianza en uno mismo. Y esto es un mal habitual de personas acomplejadas, pero que en muchísimos casos siguen teniendo mando de personal.

La mayoría respeta a aquellas personas que toman las riendas de su propia vida y resuelven o aceptan sus propios defectos con una sonrisa apacible. Las personas respetadas entienden que nadie es perfecto.

4º) No incluir a los demás

Estamos en un momento en el que florece en las organizaciones más punteras el liderazgo integrador y el transformacional. El jefe o el líder que no se encuentra cómodo en una manera de ser de personalidad inclusiva, también está generando una falta de respeto a su persona por dejar a miembros del equipo y/o departamento en el camino.

De hecho, cuanto más solo se quiera ir en la posición de liderazgo, será como un boomerang, ya que abrir caminos en solitario crea resentimientos. Porque lo que se requiere para ser respetado como líder y muy especialmente como persona, es “traer en este camino a los seguidores y a todas las personas que se supone están integradas en el proceso”.

No es de recibo llegar solo al atalaya del éxito y esperar que los demás también lo alcancen. Los líderes más respetados han hecho este tránsito conjunto, asegurándose que nadie queda excluido, que todos tienen oportunidades, y que de manera colectiva van a disfrutar de los logros conseguidos. La gloria, si es que podemos encontrarla en la gestión empresarial, es mejor compartida, o mejor dicho, hay poca gloria en alcanzar una meta que era esperada y también pretender que el resto llegue como pueda.

Las personas se ganan el respeto al traer y acompañar a los demás a esa meta soñada, manteniendo un alto nivel de motivación en cada uno de ellos, para que se sientan parte, sean reconocidos en sus esfuerzos y cuota parte de responsabilidad en dichos logros, para compartir la experiencia y no menos importante, el riesgo y la recompensa final. Las personas respetadas no dejan atrás a ninguna persona dispuesta y capaz.

5º) Se gana el respeto cuando no es buscan culpables, sino soluciones

No hay mejor ejemplo para ello que la gestión política. El líder que está en funciones de responsabilidad es dueño y señor de los aciertos, pero está absolutamente exento de los errores y cuando las cosas salieron mal. Si está en el poder, justificará lo injustificable. Si está en la oposición, echará la culpa al gobierno, y también éste dirá que la oposición no tiene lealtad política. Pero sea de una u otra manera, la cuestión es que también se pierde el crédito y por supuesto el respeto.

Estamos acostumbrados a que se dilapide mucho tiempo en el día a día de las empresas en lo que algunos llaman al juego de “quién es el culpable”. Si en algún momento estas personas que tienen esta tendencia a una crítica feroz hacia otras personas que tratan de hacer las cosas bien y con responsabilidad, se dieran cuenta del coste que esta práctica implica para la empresa y para sus respectivas saludes mentales, otro gallo cantaría. Es una carga negativa, pero en línea con nuestra aportación de hoy, es una publicidad grandísima en contra de su respeto.

También es cierto, que antes o después la verdad siempre aflora, por lo que tampoco son aisladas las situaciones en las que la crítica finalmente terminó desmoronándose, pero el mal ya estaba hecho.

Porque cuando la verdad sale a la superficie el ambiente de trabajo se vuelve tan tóxico que la productividad cae y nadie sale ileso. Todos pierden, pero el que más sale perjudicado es aquella persona que una vez más no ha medido el gran valor que significa ser respetado y valorado.

Cuando un jefe o un líder de un grupo empresarial, ha adquirido el buen hábito de pasar por alto la burda política de la culpa para mal encauzar los problemas que no ha sabido afrontar, preocupándose por el bien común como objetivo básico, terminan ganándose la admiración y la lealtad de todos. Las personas respetadas resuelven problemas sin crear otros nuevos.

6º) Reconocimiento al trabajo de los demás

Qué importante es recibir una palabra de reconocimiento y apoyo. Un trabajo bien hecho merece reconocimiento, aunque aquellas personas que ignoran a aquellos que tomaron parte en un logro exitoso, antes o después serán despreciadas y consideradas egoístas.

José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’

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