Tomás Escobar se siente el Robín Hood argentino: “Somos un puñado de adolescentes veinteañeros combatiendo contra una industria de miles de millones de dólares”, dice Escobar, por vía telefónica a Página/12 desde San Juan, cuando se entera por los diarios de que el fiscal general Ricardo Sáenz promovió ayer una acción penal pública contra él por ser el creador de Cuevana.tv, junto a Mario Cardosio y David Fernández.
Tras una investigación preliminar de tres meses de duración, el fiscal general de la Cámara Federal, Ricardo Sáenz, pidió elevar el caso a juicio para analizar la posible comisión de delitos de defraudación a la propiedad intelectual. De ser probado el delito, la ley establece penas que van de un mes hasta seis años de prisión.
Saénz inició la investigación tras una denuncia conjunta contra Cuevana de las compañías Fox, Disney, Paramount Pictures, Columbia, Universal y Warner. Más tarde se sumó Telefé, el canal de televisión líder de Argentina.
La gravedad de la situación quedó escenificada con la detención en Chile de Cristián Alvarez Rojas, un estudiante de 26 años, a quien la brigada Investigadora de Delitos de Propiedad Intelectual de ese país acusa de ser uno de los administradores del sitio en Chile. Tras ser identificado, Alvarez quedó en libertad.
Muchos creen ver la sombra del fantasma Megaupload en todo esto, menos Escobar, quien asegura que Cuevana nada tiene que ver con Megaupload, ya que “nosotros somos indexamos contenidos, no tenemos nada con copyrigth guardado en nuestros servidores”.
Mientras en los juzgados se dirime si hay o no delito, en la Red predomina la cautela: Cuevana, uno de los sitios más visitados de la región, bajó notablemente el número de visitantes.