Tras la reunión del consejo de administración del pasado domingo, RCS ha comunicado que el beneficio operativo (EBIT) del grupo “resultó negativo en 524,9 millones de euros, reflejando principalmente los 435,1 millones en ajustes de activos, de los cuales 402,9 millones se deben a los test de deterioro en activos intangibles de Unidad Editorial”. La drástica rebaja del valor de su filial española se suma a los 321,8 millones de amortizaciones ya asumidos en 2011, que hacen referencia a la compra del grupo Recoletos por 1.100 millones realizada en 2007. Una dispendiosa adquisición que está lastrando el futuro de RCS, que se ha visto obligado a poner en marcha una nueva ampliación de capital que permitirá refinanciar un crédito pendiente de 575 millones de euros con seis bancos entre los que se encuentran Intesa Sanpaolo, Unicredit y BNP Paribas.
Aunque la mayoría de los principales accionistas –Mediobanca, Fiat, Fondiaria Sai, Pirelli, Mittel y Edison- han acordado cubrir un 44% de la ampliación de capital de 400 millones, algunos se han opuesto a esta operación. Diego Della Valle, dueño de Tod’s y propietario de un 8,7% de RCS, ha anunciado que recurriría a la vía legal por el conflicto de interés que supone la presencia en el accionariado de bancos que también son acreedores del grupo. Della Valle considera que la operación “no busca el desarrollo de la empresa en un momento crítico del sector y por los problemas heredados por la compra de Recoletos, sino a reembolsar a los bancos”. Paolo Merloni, presidente de Ariston y accionista de RCS, dimitió del consejo de administración en plena reunión manifestando sus críticas a un plan financiero que considera “demasiado favorable para los bancos y perjudicial para los accionistas”. Y Giuseppe Rotelli, primer accionista del grupo con el 16,5%, no participó en el consejo y ya ha expreso serias dudas sobre la operación, así como la familia Benetton, titular del 5,1%.
RCS, propietario de Il Corriere della Sera y La Gazzetta dello Sport, considera la ampliación de capital fundamental para la viabilidad de su nuevo plan de negocio y para evitar que Unidad Editorial entre en concurso de acreedores. Además, desde Milán se ha exigido a los directivos de la editora de El Mundo un nuevo plan de reducción de costes, habida cuenta de que el desarrollo digital no logra compensar las pérdidas en las ventas del papel y la reducción de los ingresos por publicidad. El primer tramo de ampliación de capital, de 400 millones, se pondrá en marcha de inmediato y el segundo, de 200 millones, se realizará antes de 2015.