Neelay Patel, presidente de la publicación, asegura que entre un 25% y un 30% de sus lectores utilizan la opción de descarga de audio. Por eso, “The Economist” tiene ofertas de audio: la edición de audio para abonados y cinco podcasts cada semana que también están disponibles para no abonados. El portal Journalism habló con Tom Standage, editor digital del semanario, para descubrir cómo se crean y cómo accede a estos archivos el público.
Standage asegura que la creación de las ediciones de audio es “todo un reto logístico” porque todo el trabajo se hace en una tarde. “The Economist” utiliza una empresa externa llamada Somethin’Else y muchos antiguos presentadores de la BBC para leer los artículos. “Disponen de unas cinco horas para hacer la grabación y luego todo eso tiene que ser editado, etiquetado y empaquetado”, explica Standage. “Una razón común por la que la gente cancela su suscripción a “The Economist” es que no tienen tiempo para leerlo y se le acumulan las revistas, pero el audio es una forma muy muy buena para ese público que la gente lea nuestro contenido sin necesidad de leerlo”, indica.
Standage reconoce que es muy complicado medir el número de personas que utilizan los archivos de audio. “En buena medida nos movemos en la oscuridad, pero tenemos números que parecen ser bastantes grandes y van para arriba”, asegura.
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