Como en el casino: la banca siempre gana. El GDPR nació con la intención de proteger a los usuarios frente al poder de Google y Facebook, pero la nueva normativa europea puede ayudar al duopolio a fortalecer su posición dominante en Internet.
Google se ha comprometido a mantener conversaciones con los editores para resolver sus dudas sobre la aplicación del GDPR, pero cuatro organismos de publicación editorial -Digital Content Next, European Publishers Council, News Media Alliance y News Media Association- declinaron la invitación. Los editores consideran que el gigante de Internet está intentando imponer sus términos a todos los demás actores para afianzar su dominio en el ecosistema de anuncios digitales.
Tan solo unas horas antes de la entrada en vigor del nuevo reglamento el pasado 25 de mayo, la plataforma de compras programáticas de Google, Doublick Bid Manager, contactó con sus clientes para advertirles de una caída drástica de las inversiones hasta que finalice su integración en el Interactive Advertising Bureau Europe y en el marco de transparencia y consentimiento GDPR de IAB Tech Lab. En concreto, ahora Google prohíbe la compra de cualquier impresión publicitaria que utilice píxeles de terceros, con la excusa de que no desea tratar con aquellos datos de los que desconoce su método de recopilación.
Aunque Google justifica sus actuaciones repitiendo el mantra de que se encuentra en pleno proceso de implementación del GDPR, todo parece indicar que lo que la empresa ‘vende’ como medidas para cumplir con la normativa europea en realidad forman parte de una estrategia para excluir a los proveedores de tecnologías de terceros y convertirse en el único servidor de anuncios.
No son pocos los actores que se han dado cuenta de que la industria ha caído en la trampa de Google. En Francia, Pierre Chappaz, presidente ejecutivo de Teads, asegura que “desde el jueves Google evita que las agencias de publicidad continúen trabajando con medios que usan tecnologías publicitarias distintas a la suya”, acusando a la empresa de caer en la tentación de abusar de su posición dominante. Por su parte, Romain Job, director de producto de otro competidor de Google, Smart, asegura que “el mercado finalmente se ha dado cuenta del riesgo que representa la dependencia excesiva de Google y los ‘jardines amurallados’ estadounidenses”. Una de las opiniones más duras ha sido la de Laurente Alexandre, experto en Inteligencia Artificial, que criticó a las autoridades por considerar que “al paralizar a los actores europeos en la recopilación de datos, Europa está fortaleciendo el liderazgo de los EE.UU. y se van a perder años para la Inteligencia Artificial”.
Antoine Saglier, director general del grupo de venta de anuncios publicitarios Zebestof, propiedad de Figaro, tiene claro que “con el GDPR, Google se fortalecerá aún más, ya que todos los anuncios donde los usuarios de Internet no den su consentimiento y que pasen por Google, solo podrán comprarse a través de Google mediante el pago de una comisión”. Este experto prevé una nueva subida en el precio de las suscripciones de los medios para contrarrestar las pérdidas de ingresos derivadas de la publicidad y propone establecer un inicio de sesión común, por ejemplo desde la cuenta de Gmail, para contar con un identificador más estable que la cookie.
Demandas para Google y Facebook
Los medios de comunicación no son los únicos que han levantado la voz contra el duopolio de Internet. El conocido abogado austriaco Max Schrems ha interpuesto varias demandas contra Facebook y sus filiales Instagram y WhatsApp, además de Google con su sistema operativo Android, por el uso que realizan de los datos de los usuarios.
A través de su organización sin ánimo de lucro NOYB, Schrems reclama más de 3.9000 millones de euros a Facebook y 3.700 millones a Google al considerar que los usuarios no pueden elegir libremente al verse abocados a un “consentimiento forzado”, es decir, que no tienen más remedio que aceptar los nuevos términos relativos a la privacidad si no quieren dejar de tener acceso a esos servicios.