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WhatsApp para periodistas: cuando las fuentes están en la palma de tu mano
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WhatsApp para periodistas: cuando las fuentes están en la palma de tu mano

Por Miguel Ángel Ossorio Vega
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http://www.maossoriovega.com
miércoles 13 de abril de 2016, 12:40h
La aplicación de mensajería es una poderosa herramienta para reporteros gracias a su masiva presencia en móviles y a las características que ha añadido en los últimos meses. Ya hay ejemplos de reportajes publicados gracias a WhatsApp.
WhatsApp para periodistas: cuando las fuentes están en la palma de tu mano

Lo que comenzó como una aplicación para mantener el contacto con amigos y familiares por un módico precio (un dólar al año) es en la actualidad un programa instalado en más de 1.000 millones de smartphones en el mundo y que ha superado su función de chat para convertirse en un centro de comunicación gratuito con más utilidades para periodistas de las que cabría imaginar.

“WhatsApp no tiene todavía el rol que tienen los emails o las llamadas, pero la diferencia es que con ella no tienes que comprimir todo en una conversación de 20 ó 30 minutos. La gente que se está moviendo no tiene ese tiempo”, explica Rossalyn Warren, reportera de BuzzFeed pionera en el uso de esta app en la cobertura de noticias.

Rossalyn convirtió en objeto de estudio el reportaje que publicó en diciembre en BuzzFeed sobre los refugiados sirios que trataban de llegar a Europa desde Turquía. Para ello, contactó a través de WhatsApp con Abdul, un joven sirio de 19 años que pretendía alcanzar las costas griegas. Abdul fue contactando con Rossalyn prácticamente en tiempo real a través de WhatsApp, donde le contaba qué hacía y hacia dónde se movía. “No me propuse hacer esto como una historia”, explicó Warren a First Draft News. “Tenía la esperanza de construir una conexión y si volvía al terreno, conocerle y seguirle. Pero como no tenía esa presión para hacer la historia terminó por salir”, añade.

Warren recuerda cómo WhatsApp le ayudó a mantenerse en contacto con Abdul, pero también a verificar que lo que le contaba su fuente era cierto, sobre todo al principio, ya que ellos no se habían visto en persona antes. Para ello, Abdul y Warren utilizaron las herramientas que proporciona WhatsApp más allá del chat: envío de imágenes (pasaportes, fotografías de dónde se encontraba en cada momento, etc.), posición (a través de la opción que tiene la aplicación para compartir la localización), etc. De este modo, Abdul podía enviar contenidos multimedia a Warren de una manera rápida y cómoda, asegurándose además de que le llegarían todos los datos gracias a la posibilidad de conocer si la comunicación se está desarrollando con éxito (algo más complicado si se utiliza el correo electrónico). “Si están en camino o en medio de una situación de crisis no van a sentarse y decir a los periodistas ‘vale, déjame que te cuente sobre mi historia’”, explica Warren, para quien WhatsApp “hace más fácil para ellos contar cosas más personales que las que contarían en Twitter”.

No obstante, WhatsApp también tiene sus riesgos para los periodistas, como es la propia verificación de los contenidos. “Es una herramienta muy útil para cubrir noticias, pero no proporciona nada para ayudarnos a identificar a las fuentes, a geolocalizarlas o cualquier cosa similar, por lo que lo mejor que podemos hacer es acercarnos a las fuentes”, explica David Clinch, de Storyful. Uno de los retos es saber de dónde han salido los contenidos que circulan por WhatsApp y que llegan hasta los periodistas. A menudo hay imágenes o vídeos que circulan de móvil en móvil y que de ser reales serían noticia, pero el remitente también lo ha recibido de rebote o lo ha sacado de otras redes sociales, por lo que el origen real del contenido no está claro. “Casi nunca hemos tenido suerte o éxito a la hora de identificar en WhatsApp a la fuente original de un contenido que circula por los chats”, lamenta Clinch. “Lo único que hemos obtenido es gente que dice ‘lo vi en Facebook y lo compartí’, lo que al menos nos da la ventaja de poder ir a otra plataforma” para buscar datos, añade. No poder verificar estos contenidos es uno de los escollos que existen, y más cuando algunos vídeos o imágenes que terminan en prensa o televisión se cree que se distribuyeron originariamente a través de WhatsApp.

Los periodistas que utilizan WhatsApp para la cobertura de noticias destacan, por tanto, que es una poderosa herramienta para mantener el contacto con las fuentes. Pero hay otros ejemplos en los que esta aplicación ha permitido, incluso, proteger la vida del periodista: “Fue particularmente útil durante la crisis del ébola, cuando no quisimos que los reporteros entrevistasen directamente a la gente debido al riesgo de contagio que existía al hablar con supervivientes o con gente que tenía casos en su familia”, cuenta Paul Myles, manager editorial de Radar.

En Sierra Leona, por ejemplo, Radar entrevistó a través de WhatsApp a una persona cuyos cuatro hermanos se habían contagiado de ébola, dos de los cuales murieron. En este caso, el reportero envió las preguntas por escrito, pero pidió que las respuestas fueran grabaciones de voz: los archivos fueron difundidos después por la BBC. “Grabar a la gente por teléfono hubiera sido mucho más difícil”, explica Myles. “Y si hubiéramos intentado grabarlo con otra aplicación, probablemente no lo hubiéramos conseguido, por lo que el hecho de que la fuente tuviera WhatsApp significó que fuimos capaces de hacer esta entrevista de este modo. La gente ya tiene WhatsApp y sabe cómo utilizarlo”, razona.

Otros ejemplos van más allá y superan las conversaciones entre el periodista y una fuente para convertirse en una sala de comunicación masiva. Para ello se utilizan los grupos, un sistema que medios británicos o brasileños han puesto en marcha de manera puntual para cubrir eventos e interactuar en tiempo real con su audiencia. Uno de los pioneros fue el diario brasileño Correio, cuyo editor de innovación, Juan Torres, pensó “en lo útil que podría ser reunir a la gente en torno a sus intereses, como noticias de la ciudad, la economía o los deportes, y tal vez incluso tener producción de contenidos para esos grupos”. El proyecto les pareció interesante, así que “quisimos probar hipótesis como que, tal vez, los medios no necesitan ser los que tengan el poder sobre la información, así que nos dispusimos a juntar a la gente, pero sin estar nosotros en el centro de la información”, dejando que fueran los propios usuarios quienes se informasen unos a otros en un grupo de WhatsApp ante la mirada vigilante del medio. El experimento utilizó el fútbol para comprobar estas teorías: el diario Correio publicó en su web un formulario para que la gente pudiera unirse al grupo de WhatsApp que habían creado. Sólo había que proporcionar algunos datos personales básicos y el equipo al que iban a apoyar durante el partido. En apenas 30 minutos ya había 59 participantes en el grupo; en 24 horas superaban los 200, aunque se redujo la cifra de admitidos por tratarse de un experimento.

El equipo de Torres sólo puso dos normas: no promocionar productos y comportarse de manera adecuada. De lo contrario, expulsarían del grupo al infractor. Pero no tuvieron ningún problema: la gente se limitó a comentar el partido, apoyar a su equipo y compartir contenidos de interés, algo que también hacían desde el diario, con vídeos y fotografías que enviaban los periodistas presentes en el estadio. Al terminar el partido, los redactores abandonaron el grupo, pero curiosamente la gente lo mantuvo operativo. “La gente encontró un gran valor en la recopilación de datos alrededor de un tema tan importante para ellos, y de hecho nos dijeron que esperaban que hiciéramos el experimento de nuevo”, explica Torres.

Otro medio que utilizó WhatsApp durante una cobertura en directo fue el británico The Guardian. En su caso, fue a través de las listas de difusión, una opción que permite enviar el mismo mensaje a un grupo preseleccionado de contactos. “La alternativa a la lista de difusión habría sido un chat de grupo, lo que habría tenido la ventaja de permitir a todos los participantes interactuar entre ellos, pero también haría públicos sus números de teléfono, lo que mina la privacidad. Además, limita el número de participantes a 100”, explica Sasha Koren, editora del Guardian Mobile Innovation Lab. Se escogió la cobertura del debate del Partido Republicano de Estados Unidos del pasado diciembre, y el objetivo era enviar contenidos multimedia a los participantes (275 en total) en tiempo real. Hasta 98 de los receptores contactaron el periodista que manejaba la lista de distribución para pedirle más información o interactuar con el medio. Los participantes, además, rellenaron una encuesta para expresar su opinión sobre el experimento. El medio aprendió mucho de esta experiencia, sobre todo de los límites que tiene WhatsApp para los periodistas: “la plataforma está pensada para contactos individuales, no para medios, por lo que no incluye herramientas que cubran las necesidades de los periodistas”, explican.

Existen muchos más casos en los que los medios han utilizado WhatsApp para cubrir eventos puntuales. The New York Times, por ejemplo, utilizó esta aplicación para compartir imágenes de la llegada del Papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay. De este modo, los usuarios recibían la información directamente en su móvil y podían interactuar al instante con los periodistas el diario. “El interés en recibir noticias de una manera tan personal fue quizás aún mayor de lo que podríamos haber esperado”, explicaron después los artífices del proyecto.

El diario canadiense The Globe and Mail utilizó WhatsApp para cubrir unas elecciones en el país, con cerca de 2.000 participantes. Otros, como el propio The Guardian, mantienen abierta una línea exclusiva para que sus lectores puedan contactar con ellos vía WhatsApp para enviarles material de interés sobre temas puntuales. De todos estos experimentos han dejado interesantes conclusiones tanto los medios promotores como los periodistas participantes, lo que permitirá a otras organizaciones de noticias no caer en los mismos errores que ellos y optimizar el uso de esta herramienta.

Tal vez Facebook (propietaria de WhatsApp tras pagar por ella alrededor de 22.000 millones de dólares en 2014) pueda introducir cambios en esta aplicación para responder correctamente a las necesidades de los medios. No obstante, el Messenger de Facebook ya está optimizado para su uso en medios de comunicación: el diario alemán Bild envía notificaciones a través de esta otra aplicación a los usuarios que se hayan dado de alta en este servicio. Queda ver cómo compatibilizará Facebook ambas aplicaciones y a cuál dará más importancia a la hora de proveer de servicios a los periodistas para que puedan utilizarla tanto para informar como para mantenerse en contacto con sus fuentes y su público.
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