La economía española creció un 3,3% en 2016, pero los ingresos agregados de los medios cayeron un 2% en el mismo periodo. La caída desde 2008 ha sido dramática y no parece tener intención de frenar.
Los medios de comunicación llevan meses pregonando el ansiado final de la crisis que ha destrozado Europa durante una década. Pero esa luz al final del túnel no la están viendo en sus propios balances: desde 2008, los ingresos de la televisión han caído el 16%; los de la radio, el 19%; los de los diarios el 45%; y los de las revistas, el 47%. "Esta rama de la economía española no está, ni de lejos, en los niveles previos a la crisis", explica el 'Informe Anual de la Profesión Periodística 2017', elaborado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).
A pesar de esto, los medios tienen que estar contentos. Es irónico, pero dadas las caídas de los últimos años (hasta un 6% en 2013), la caída del 2% en la facturación que sufrieron en 2016 (mientras el país crecía al 3,3%) es el menor de los males de un sector que lucha por rentabilizar los medios en pleno huracán digital.
Quienes mejor parados salen son las televisiones, que en 2016 lograron ingresos por valor de 3.753 millones de euros, aunque se ha notado un ligero descenso respecto a 2015, cuando acumularon 3.867 millones. La radio es el otro medio que goza de buena salud, con ingresos de 357 millones en 2016, un millón más que el año anterior y una cifra que se mueve en la horquilla que presenta desde 2012 (347 millones aquel año, 318 en 2013 y 332 en 2014).
Los peor parados tienen nombre de papel: periódicos y revistas no logran remontar y se desangran progresivamente. Los primeros lograron ingresos de 1.423 millones de euros en 2016, 46 millones menos que el año anterior y 282 millones menos que en 2012. Las segundas lograron 462 millones en ingresos, 19 millones menos que en 2015. En 2012 rozaban los 600 millones de euros anuales.
Todas estas cifras arrojan una facturación global de los medios de 7.750 millones de euros en 2016, 141 millones menos que el año anterior. En 2012 superaban los 8.200 millones anuales.
El reto es digital
Los medios españoles luchan por migrar a lo digital las vías de financiación, pero el ridículo rendimiento de la publicidad en webs y apps obliga a pensar en alternativas como el branded content o el pago por contenidos, que aún pocos se atreven a probar por la tradicional reticencia del público español por pagar. Tal vez la maduración de los mercados digitales de música y contenidos audiovisuales allane la senda de un futuro modelo de pago. Mientras, toca mirar al exterior para ir tomando ideas, ya que en Europa la proporción de ingresos que provienen de lo digital no deja de crecer. El líder absoluto es Axel Springer, cuyos ingresos ya llegan en un 67% de la mano de lo digital (2.217 millones). Una cifra similar a la noruega Schibsted (65% es digital, 1.121 millones). Pero Alemania y Noruega son islas mediáticas donde pagar por contenidos es algo natural. De ahí que saquen tal diferencia al tercero, el británico Daily Mail: logra el 51% de ingresos por la vía digital, 1.144 millones de euros. El resto de la tabla, que puede verse más abajo, no llega al 50% de ingresos digitales. Y si hablamos de España hay que mirar hasta el octavo lugar, donde se ubica Unidad Editorial, que logra un 19% de sus ingresos por la vía digital (apenas 60 millones de euros). Prisa se sitúa inmediatamente detrás, con 201 millones de euros (el 15% de su facturación). El tercer gran grupo, Vocento, apenas logra 51 millones (11% de los ingresos). Queda mucho por hacer.
El poder está en pocas manos
Las dificultades económicas de los medios provocan también un fenómeno de concentración de poder en pocas empresas. Según datos de 2015 incluidos en el Informe de la APM, el 65% de los ingresos agregados en medios de comunicación en España correspondía a 10 compañías. Las 20 primeras reunían más de tres cuartas partes del negocio, cerrando prácticamente la puerta a los medios más pequeños, que en los últimos años han proliferado como alternativa para lograr un empleo en un sector que sigue luchando por encontrar su camino, y que gracias a ellos consigue corregir algunas de las deficiencias que presentan los legacy.