El Presidente Trump ha firmado una orden ejecutiva para estimular y regular el desarrollo de la Inteligencia Artificial en Estados Unidos, cumpliendo así con el ruego de Jim Mattis, antiguo Secretario de Defensa, de crear una estrategia nacional sobre IA.
Estados Unidos ha dicho basta. El país, que durante los últimos años ha visto cómo China subía puestos en el desarrollo de la Inteligencia Artificial, ha decidido, quizás como parte de su guerra comercial con el gigante asiático, poner fin a un escenario inédito: Estados Unidos siendo el segundo en algo relacionado con la tecnología. Lo ha hecho a través de una orden ejecutiva firmada por Donald Trump, y que a pesar de sus carencias, contiene importantes avances.
El primero es que la llamada 'American AI Initiative' obliga a las agencias federales a dar prioridad en sus inversiones al desarrollo de la Inteligencia Artificial en Estados Unidos. Aunque no especifica qué cantidad de sus presupuestos deben dedicar a estos esfuerzos, que podrán materializarse en la concesión de becas y financiación para poner en marcha programas relacionados con la IA.
La orden también contempla mejorar el acceso de los actuales investigadores en Inteligencia Artificial a datos, algoritmos y servicios en la nube, lo que para algunos expertos en privacidad podría aumentar el riesgo de fugas de información. Pero también invita a formar a más personas en el desarrollo y manejo de la IA, algo que hasta ahora no parece ser una cuestión estratégica, sino comercial: empresas como Google o Amazon dominan el sector y se llevan a los mejores talentos, muchos de los cuales precisamente se dedican a ello por las astronómicas cantidades que se están pagando. El Gobierno deberá ofrecer una alternativa atractiva si quiere reclutar a los mejores, y además tendrá que competir con otras potencias extranjeras, más allá de China, que también han puesto el foco en la IA, como son Francia, Reino Unido, Canadá o Corea del Sur. La orden firmada por Trump no esquiva la cooperación internacional; de hecho, buscará fomentarla "sin comprometer los intereses de los Estados Unidos ni renunciar a ninguna ventaja tecnológica", según ha destacado la revista 'Science'.
Gran parte de la competencia, de hecho, se dará entre agencias del Gobierno. En vista de que no llegaba una estrategia nacional para el desarrollo de esta tecnología, algunos entes comenzaron a hacer la guerra por su cuenta. Es el caso del Pentágono, que a finales de junio del año pasado creó un centro dedicado a la IA con un presupuesto anual de 75 millones de dólares y alrededor de 1.700 millones durante cinco años. Darpa, por su parte, anunció una inversión de 2.000 millones de dólares también durante los próximos cinco años. Aunque probablemente todo se quede corto ante los planes de China, anunciados en 2017, de convertirse en el líder mundial en Inteligencia Artificial para 2030, creando una industria valorada en 150.000 millones de dólares. Y va absolutamente en serio.
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