Adiós a una de las mejores revistas del mundo

He sido suscriptor de National Geographic durante años. Luego coleccionaba y encuadernaba los números dándoles un lugar preferente en mi estudio. Era una publicación global, con ediciones en muchos idiomas. Ya en 1930 alcanzó el millón de suscriptores en su edición americana. Pero el cambio fundamental de la revista se produjo en 1905, cuando alcanzó auténtica magia en su narración visual. Uno de sus fotógrafos podía estar meses en el destino y tirar miles de fotos. Luego solo se publicarían cuatro o cinco. Más de la mitad de la revista estaba dedicada a la narración visual.

Recientemente, la revista despidió a todos los últimos redactores que quedaban en su plantilla, subcontratando a trabajadores independientes. Las fotos de campo se han reducido drásticamente. Lo curioso del caso es que no parece que la publicación llegara a perder dinero. Una serie de vaivenes la han ido carcomiendo. El caso es que a partir de enero desaparece de los quioscos de EEUU. Su último propietario, nada menos que Disney, tomó la decisión de cerrar no solo la revista sino también gran cantidad de canales de Century Fox. También cerraron Disney Junior, National Geographic, People, Star Sports y muchos otros. Por razones legales, se vio obligada a retirar del mercado su valiosa edición digital que compilaba todos los artículos viejos de la revista.

Estamos hablando de una historia más que centenaria. La primera edición fue publicada en 1988, nueve meses después de que la sociedad fuese fundada. Desde el punto de vista periodístico, alcanzó sin duda la excelencia, con una línea cercana al periodismo científico. Durante la guerra fría se comprometió a la difícil tarea de informar de las naciones detrás del Telón de Acero. En la carrera espacial se enfocó en los logros científicos, evitando toda conexión con las armas nucleares. Hace tiempo que empezaron a ocuparse de temas de medio ambiente, la deforestación, la contaminación, el calentamiento global y la extinción de especies. Unos temas que no suelen gustar a las grandes corporaciones. Tal vez deberían cambiar su característico recuadro amarillo por otro de luto.