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¿Por qué la sociedad mundial no confía en la clase política?

Por José Luis Zunni
martes 24 de octubre de 2023, 14:44h

Podría haber formulado otra pregunta para titular mi aportación de hoy, por ejemplo, ¿por qué las diferentes sociedades y culturas tienen por común denominador la descreencia en sus respectivas clases políticas? No habría estado de más tampoco formularla como: ¿están las ciudadanías de los distintos países adormecidas e indiferentes sobre las decisiones que toman sus políticos?

Si nos atenemos a la foto que vemos del panorama internacional que rodea a la Unión Europea, es evidente que la ciudadanía europea tiene sobradas razones para estar preocupada: Guerra en Ucrania que va para dos años el próximo febrero; la Guerra entre Israel y Palestina que ya está en su tercera semana y que también parece complicarse por la muy posible escalada del conflicto, que las instituciones europeas y las principales organizaciones transnacionales así como de derechos humanos del mundo quieren evitar.

¿Por qué la sociedad mundial no confía en la clase política?

Pero no vamos hoy a hablar de estos conflictos en particular, aunque sí quedarán dentro de la temática que abordaremos respecto a la descreencia de las ciudadanías del mundo en sus respectivas clases políticas. Y esto ya lejos de ser una cuestión estadística o motivo de investigación y estudio sociológico, político y económico, se convierte en uno de los principales pesos que sobre nuestro ánimo (el de todos los ciudadanos) está pasando factura la incompetencia generalizada de la clase política a escala global.

Vamos por parte

En un comunicado de prensa de “News European Parliament” del pasado mes de junio, lo titulaba “A un año de las elecciones europeas, los ciudadanos son conscientes del impacto de la UE en sus vidas”.

Y pasaba a dar unas cifras muy concretas:

- El 71% de los ciudadanos reconoce el impacto que la UE tiene en su vida diaria. O sea, que hay una consciencia mayoritaria dentro de Europa de lo que implica dictar normas en la Comisión Europea o legislar en el Parlamento de la UE.

- La satisfacción es mayor con el apoyo de la UE a Ucrania (69%) y la defensa de la democracia y el Estado de derecho (64%). Probablemente el 100% crea que apoyar a un país europeo como Ucrania es justo y necesario, pero que sea un 69% el que se manifieste, responde al “cómo” se está haciendo, las medidas que se están tomando, por ejemplo, las sanciones económicas a Rusia, que ya pasaron la decena, y que en los hechos, lo único que provocó es un incremento del coste de la energía y que se disparara la inflación, habida cuenta que cuando la tasa inflacionaria se dispara, también concurren otros motivos, especialmente de estudio por la macroeconomía.

- Más de la mitad de los encuestados ya están interesados en las próximas elecciones europeas. Justamente, porque saben que de la mayor participación habrá consecuencias directas para las medidas que terminen afectando los bolsillos y la vida de cada familia.

- Los jóvenes son los más propensos a apoyar un papel más importante del Parlamento Europeo. Tienen un sentido de proporcionalidad muy interesante respecto a lo que se considera igualitario, equitativo y justo.

- El 62% de los encuestados ha oído hablar recientemente del Parlamento Europeo. Es increíble el desconocimiento que hasta hace pocos años se tenía sobre el órgano legislativo comunitario.

Vayamos al caso de una institución fundada en 1970, el “European Consortium for Political Research (ECPR) (Consorcio Europeo para la Investigación Política), que es la principal asociación académica europea con la misión de promover la ciencia política, que ha sido creado por un grupo de doce universidades europeas fundadoras y como resultado de un proyecto liderado por eminentes politólogos, Jean Blondel y Stein Rokkan, con la finalidad "derribar las barreras entre las tradiciones nacionales de la disciplina y crear una comunidad verdaderamente internacional de académicos dentro de Europa”.

¿Sobre qué fundamentos surgidos de la realidad se apoya la misión de ECPR?

- El desencanto político -una actitud profundamente cínica hacia el sistema político y los actores políticos- se ha generalizado en las democracias representativas. Lo del cinismo, se refiere a la queja por quejarse, y no con fundamentos, o más bien, tener la ciudadanía la capacidad efectiva de representación que se supone le dan los partidos políticos para representar a los ciudadanos y los diferentes colectivos que forman parte de los millones de acciones que a diario se realizan en Europa.

- La forma en que los ciudadanos desencantados manifiestan sus actitudes negativas tiene implicaciones directas sobre cómo el desencanto político afecta el estado de la democracia. Con frecuencia, los desencantos políticos terminan alimentando los extremos del arco ideológico, lo cual, alejados en ambas localizaciones del centro, terminan generando gran crispación y en muchas circunstancias, situaciones de gobernabilidad débil, llegando a momentos de gran tensión social, que no favorece para nada la convivencia, pero lo más preocupante, que alimentan la inestabilidad y la incertidumbre.

- A menudo se afirma que, como consecuencia de ello, ha aumentado la participación en protestas y otras formas de actos de participación política que desafían a las élites. Por la sencilla razón de que los partidos políticos se han adueñado del panorama político general, siendo lamentablemente bastante frecuente, una especie de secuestro de las instituciones, lo que no favorece en nada la necesaria separación de poderes, si es que la ciudadanía quiere igualdad y justicia.

- En este sentido, las actitudes negativas pueden tener implicaciones positivas para la democracia, ya que los ciudadanos críticos ayudan a responsabilizar a quienes toman las decisiones formales a través de modos de participación política más disruptivos o alternativos.

Vayamos al caso de Estados Unidos

Pew Research Center es un think tank con sede en Washington D. C. que brinda información sobre problemáticas, actitudes y tendencias que caracterizan a los Estados Unidos y al resto del mundo, y el pasado 19 de septiembre, titulaba un informe así: “Americans’ Dismal Views of the Nation’s Politics” (Las deprimentes opiniones de los estadounidenses sobre la política del país), con un subtítulo que decía “65% say they always or often feel exhausted when thinking about politics” (El 65% dice que siempre o con frecuencia se siente agotado cuando piensa en política).

Nos sorprende la pregunta que hace a continuación: “¿cómo hicimos esto?” y afirma lo siguiente: “los estadounidenses han sido durante mucho tiempo críticos con los políticos y escépticos con respecto al gobierno federal. Pero hoy en día, las opiniones de los estadounidenses sobre la política y los funcionarios electos son implacablemente negativas, con pocas esperanzas de mejora en el horizonte”. Sin palabras: una opinión generalizada sencillamente demoledora.

Pero lo que nos viene a decir este organismo investigador, es que la mayoría de los ciudadanos creen que el proceso político está dominado por intereses especiales, inundado de dinero para campañas y sumido en guerras partidistas”. O sea, la ciudadanía queda de entrada fuera de la ecuación. Porque, además, la investigación dice que la clase funcionarial electa “son ampliamente considerados egoístas e ineficaces”. Esta valoración lleva directamente en no pocas ocasiones a situaciones proclives a la corrupción, especialmente respondiendo los políticos a lo que John Kenneth Galbraith llamó “la cultura de la satisfacción”, o sea, quiénes siempre se verán beneficiados, sean de derechas o izquierdas los que gobiernen, o correspondan a un gobierno de coalición, de manera injusta serán los mismos: a los que el poder satisface (colectivos que ejercen un poder económico y político importante), con el agravante de que se toman tales medidas en detrimento de los sectores más desfavorecidos. ¡Quién no ve en esta premisa un motivo de desencanto, no quiere ver la verdad!

Este estudio del Pew Research Center ha sido muy profundo y pone sobre el tapete una cuestión que debemos tener en cuenta en Europa, también en nuestro ámbito local español: “que la política del país (referido en concreto a Estados Unidos), no encuentra ningún punto focal único para la insatisfacción del público”. Sin duda, la crítica es generalizada a los tres poderes del gobierno, además de un cuestionamiento feroz a los partidos políticos, como a sus líderes y candidatos a cargos públicos. Vemos que del “otro lado del charco” ocurre lo propio que, por ejemplo, nos está ocurriendo ahora a los españoles: descreencia en los partidos políticos, en sus dirigentes y especialmente, en la capacidad que podrán demostrar los candidatos a ocupar posiciones en las que sus decisiones afectarán la vida de millones de personas.

José Luis Zunni es presidente y CEO del Instituto Europeo Ecofin de Liderazgo y vicepresidente del Foro ECOFIN, coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente permanente de Seminarios de Liderazgo y Management, autor de “Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial”, coautor de “Liderar es sencillo. Management & Liderazgo”, coautor con Ximo Salas de “Leader’s time (Tiempo del líder)” y autor de “El Cubo del Líder” junto a Salvador Molina y Javier Hernando Guijarro. Es autor de más de 1.200 artículos sobre diversos aspectos sobre la doctrina del liderazgo y del management.

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