Los analistas norteamericanos están divididos: unos advierten que la prensa se encuentra ante un duro invierno, pues se conjugan las dificultades de la difícil transición digital con un presidente de los EEUU que les ha declarado abiertamente la guerra. Otros, sin embargo, apuntan que esta situación sin precedentes puede ser la ocasión que necesita este sector envejecido y desorientado para salir de su letargo. El modelo de negocio que puede terminar imponiéndose es volver a la información de calidad de pago.
‘BuzzFeed’ es una de las webs de información con más audiencia en el mundo, pero su ascenso fulgurante se ha visto detenido en el año 2016. Su modelo gratuito basado en audiencias masivas ha entrado en crisis. Ya ha empezado a hacer recortes de cara a un año muy difícil. Donald Trump ha calificado a ‘BuzzFeed’ de “montón de basura”.
Otros medios de comunicación digitales se están enfrentando a parecidas dificultades. El oleaje les golpea en dos frentes: por un lado los bloqueadores de publicidad siguen creciendo y ya hay más de 200 millones de internautas que los usan en el mundo. Por otro lado, Facebook y Google arrasan y se llevan, no solo la parte del león, sino hasta la parte de las hienas en el pastel de la publicidad digital. Ha quedado demostrado que la carrera por los millones de visitantes se está saldando con un fracaso económico, pues los ingresos publicitarios no han seguido la misma tendencia, debido a lo casi ilimitado de la oferta informativa.
‘The New York Times’ ha reaccionado advirtiendo que su estrategia se va a centrar en las suscripciones de pago. “No estamos tratando de maximizar los clics y vender publicidad a precios bajos”.
El prestigioso diario británico ‘The Guardian’ ha dado un giro parecido en pos de las suscripciones de pago, pidiendo incluso contribuciones voluntarias y ayudas ante el descenso de los ingresos publicitarios.
Otros digitales como Vox Media están abriendo desesperadamente nuevas líneas de ingreso experimentales.
“¿Cómo enfrentarse a las mentiras cuando provienen del hombre más poderoso del mundo?”, se pregunta el corresponsal en Washington Robert Moore. “Si el secretario de prensa de la Casa Blanca dice cosas que sabemos que son demostrablemente falsas, ¿por qué vamos a confiar en él cuando hable de Corea del Norte, Rusia, Irán y la guerra al ISIS?”. De la respuesta a esta pregunta vital depende una parte esencial de la democracia americana.